Agentes de la Guardia Civil decomisaron la pasada madrugada 16 kilos de hachís distribuidos en bellotas en pleno perímetro fronterizo, en el lado español. En la intervención no se consiguió arresto alguno, ni de la persona que había pasado la droga, introduciéndola por una de las rejillas que hay en las vallas, ni del receptor del hachís, que debía acercarse a recogerla. No es la primera vez que se llevan a cabo pases de este tipo, por lo que se presume que en buena parte de ellas está detrás la misma persona.
Las unidades de la Benemérita destinadas en el perímetro decomisaron el hachís que quedó intervenido, sumándose a la ristra de kilos de sustancias estupefacientes almacenados para su posterior traslado a la península.
La introducción de droga por la valla se da la mano con los constantes pases de hachís que se llevan a cabo por la frontera del Tarajal. La entrada de pequeñas cantidades es diaria y constante, bien a través de culeros, de dobles fondos o adosadas al cuerpo. Es el sendero de entrada gradual contra el que no se han articulado medios adecuados de control, haciendo valer los principios de no provocar colapsos en el paso que provocarían reacciones airadas en terreno español y marroquí.
El hecho es que con esta situación de fondo la droga pasa por Ceuta procedente del principal suministrador para toda Europa: Marruecos. Frontera y perímetro se dan la mano, aunque la valla, con su sistema de alarmas, resulta menos inviolable.