La jornada de ayer vino marcada por nuevas entradas de inmigrantes aunque alguna con sorpresa. Y es que no es muy común que uno de los inmigrantes rescatados, al dar su filiación a la Benemérita, diga que es jamaicano. Pero así ocurrió ayer. Se trataba de uno de los cuatro ocupantes de una balsa que fue rescatada a tres millas de Punta Leona por la Salvamar Alkaid, con base en Tarifa. Lo curioso es que a pesar de estar más cerca de la península que de Ceuta, el grupo fue trasladado al puerto deportivo, con lo cual el servicio quedó marcado en la ristra de actuaciones que lleva a cabo el Servicio Marítimo.
Los cuatro varones manifestaron ser subsaharianos, a excepción de uno, que dijo ser de Jamaica, integrando un tipo de inmigración distinta a la que protagonizan los procedentes del África subsahariana. Al igual que ha sucedido con otros sin papeles, como fue el caso de un cubano que vive en el CETI, este jamaicano se mezcló con los inmigrantes que dan forma a los movimientos de masas desde el sur africano hacia el norte, con dirección a Europa.
Esta segunda embarcación culminaba una jornada tempranera para los integrantes del Servicio Marítimo que, a las ocho de la mañana, se hacían cargo de los ocho subsaharianos que bordeaban el permeable espigón del Tarajal para adentrarse en una balsa en Ceuta. Todos varones, fueron trasladados a la base del puerto deportivo para su posterior entrega a la Policía Nacional, completándose así un nivel de entradas que roza ya las 300 para cerrar el mes de julio.
Los subsaharianos permanecen acogidos en un CETI que ha superado con garantías la atención a los inmigrantes, en un verano marcado por un repunte en las entradas pero, también, por una agilización de las salidas de grupos, prácticamente cada semana, de entre 25 y 50 internos hacia CIEs de la península.
Más seguridad en el puesto de Benzú La Benemérita ha redoblado la seguridad en el puesto de seguridad de Benzú en donde, al margen de la cámara térmica que estaba disponible, se ha colocado otra más. De esta forma se registra una mayor disponibilidad de medios para ejercer una vigilancia hacia la zona fronteriza con Marruecos, de la que también procede la presión migratoria que nace de los montes de Beliones. La cámara térmica se ha puesto en funcionamiento en esta misma semana.