Que el ICD es un desaguisado es algo que todos sabemos y hasta se viene aceptando que funcione mal. La mala gestión al frente de la entidad ha hecho que pasen diversos gerentes y otros tantos responsables, sin que ninguno le haya metido mano como se debe para intentar que funcione como debe. O mejor dicho, como debería. Entre los ‘fichajes’ que hacen de todo menos trabajar y entre quienes tienen miedo de ‘cortarle el rollo’ al cortijo pasan los años permitiendo que la entidad funcione como un cuartel, con generales que parece que llevan toda la vida retirados. Me cuentan que en ‘la gaviota’ hay quien tiene la intención de cortar por lo sano y de terminar con el caos que durante todos estos años se ha permitido. Y me cuentan que hasta suenan nombres de aquellos que estarían llamados a dirigir un área política exclusiva para el deporte. Y esos que suenan son algunos más que el que metió el gol en la Recopa que enfrentó al Arsenal con el Zaragoza. Porque hay más. No se trata tanto de mirar los nombres como de sentar las bases de una limpieza auténtica en un área que nunca ha funcionado y que aunque ha tenido un viceconsejero o viceconsejera como máximo responsable siempre ha terminado a las órdenes del que corta el bacalao.
¿Que por qué ahora se plantea el meterle mano al ICD y no antes? Esa respuesta la tiene que dar don Juan, liberado porque ya no tiene a don Mendo a su lado para poder adoptar unas decisiones sin que la bronca se escuche desde el sótano del Ayuntamiento. Los vicios se arrastran y quienes los mantienen terminan siendo cómplices de los mismos y, por tanto, responsables de la asfixia que padece el deporte, o mejor dicho, determinado deporte, en la ciudad. Tras el 22-M no queda más que actuar sobre el cortijo aunque ahí más que puñaladas a don Juan le pueden clavar sables.