La sensación de cansancio, hartazgo e inseguridad que vive la población no es buena
Tuvimos nueva reunión ministerial. Faltó Zoido. El mismo que nos envió un vídeo el día de la Constitución tenía otros asuntos que atender. Ceuta fue protagonista, nos cuentan, del encuentro de varios ministros y la vicepresidenta en Madrid. Melilla también. Ambas, nos dicen, interesan mucho. Y por ambas, añaden, se van a poner las pilas para reaccionar a tiempo. Y es que aquí, a este lado del Estrecho, se funciona al revés: primero se produce el problema, después engorda, finalmente nos desborda... y entonces reparan en que, como Teruel, también existimos y nos prometen soluciones.
La foto es mítica. Están sentados a la misma mesa todos los ministros y altos cargos que han venido a Ceuta hace meses e incluso años, compareciendo ante los medios para prometer lo que todavía no se ha cumplido y que, por cierto, vuelve a ser objeto de promesa ahora.
Es prioritaria la llegada de fuerzas de seguridad, dicen. ¿Pero no lo ha sido siempre? Las fuerzas de seguridad están funcionando al 70% de la operatividad real de sus plantillas porque no tienen agentes suficientes, mientras los problemas se han diversificado y ampliado. La cuenta no cuadra, algo no funciona y en vez de actuar con urgencia nos cuentan que sí, que ahora lo harán, porque Ceuta y Melilla interesan.
¿Cuántas veces se ha producido la misma reunión?, ¿en cuántas ocasiones hemos publicado la misma fotografía? Si acudimos a la hemeroteca podremos leer las mismas promesas: más agentes, más personal para Ingesa, remodelación de las instalaciones, la frontera, los menores, la inmigración... Atrapados en un círculo como ratones enjaulados nos vamos mareando hasta terminar devorándonos a nosotros mismos.
Ceuta está mal. Melilla le acompaña. Las hermanas no solo atraviesan por momentos de abandono sino que sus gentes están deprimidas. El comentario es general: vamos de mal en peor. Esa sensación de cansancio mezclada con el miedo y la inseguridad no es buena. No lo es para el sentir global de los ciudadanos de a pie, pero mucho menos para las aspiraciones de futuro en las que debiéramos estar pensando y confiando.
El lenguaje de la clase gubernamental está alejado del día a día del ciudadano. Los parlamentarios parecen marcianos que nos hablan en un lenguaje demasiado partidista y del Gobierno solo nos llegan las mismas ruedas de prensa con iguales contenidos. Una foto es una foto, solo eso. Pero nosotros no vivimos de su visión. Queremos tocar y sentir la realidad. Ya.