La adolescente paquistaní Malala Yousafzai, a la que el jurado del Premio Convivencia concedió el galardón de este año, no viajará a Ceuta para recogerlo ni este año ni el próximo.
Así lo ha señalado la consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, que admitió que de momento “no hay fecha” para el acto de entrega “porque hay muchos impedimentos para que venga debido a su situación personal”. La joven estudia durante el año académico y en los meses de verano tiene la agenda repleta ya de compromisos. Con este panorama, la Fundación y la Consejería tienen que decidir qué hacer, puesto que según el reglamento del Premio, los galardonados deben recogerlo personalmente en un acto que se desarrolla en Ceuta. Esta “incidencia” ya ha sido comunicada al jurado y al comité consultivo de la Fundación. “Sabemos que lo ha aceptado”, ha explicado Deu. Los esfuerzos de la consejería se centran ahora en poder contactar con la familia para exponerle la situación, algo que por su parte también están intendo la asociación Al Idrissi, que fue la proponente, así como otras entidades que apoyaron la designación como Luna Blanca, Intercultura y Luna Blanca.
“Si no viene tendremos que tomar una decisión antes o después”, explica Deu. En el caso de que no estuviera presente no recibiría la cuantía en metálico del premio, 30.000 euros. Ahora la administración local lo que estudia es modificar el reglamento de manera que los candidatos conozcan que han sido presentados y acepten desde el primer momento que tienen que viajar a Ceuta en el caso de que resultaran designados por el jurado y así evitar situaciones como ésta, que es la primera que se da en 15 años. “Sería una pena, pero lo estamos intentando y agotaremos todas las vías para contactar con ella”, añadió.
Malala Yousafzai fue Premio Nobel de la Paz 2014 y obtuvo notiriedad al desafiar a los talibanes a través de la educación. El jurado destacó, “su coraje, la ejemplaridad de su conducta, que le ha convertido en un símbolo vivo de los derechos a la educación y a la igualdad”.
, que son "valores esenciales de la convivencia", haciéndolo, además, "bajo una filosofía de no violencia", tal y como destacó Begoña Cerro, subdirectora general de Cooperación Cultural con las Comunidades Autónomas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que actuó como portavoz del jurado y que anunció el fallo junto a la presidenta de la Fundación Premio Convivencia, la consejera Mabel Deu. La candidatura fue propuesta por la asociación cultura Al Idrissi, con el apoyo de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), Luna Blanca e Intercultura.
La historia de Malala Yousafzai comienza en 2009, cuando la niña tenía 12 años y los talibanes pakistaníes controlaban el valle del Swat, en el noreste de Pakistán e imponían su versión rigorista del Islam. Una de sus medidas fue prohibir que las niñas acudieran a la escuela. El 70 % de sus compañeras había dejado de acudir a clase por miedo o por indicación de sus familias, pero Malala acudía de manera casi clandestina, sin uniforme y escondiendo sus libros. Y comenzó a narrar sus experiencias en un blog diario en la página de la televisión pública inglesa, la BBC, en urdu (una de las lenguas que se hablan en Pakistán) bajo el seudónimo Gul Makay.