Es normal, hasta me parece lógico, que el presidente defienda al delegado del Gobierno. Él lo puso y de hecho se está quedando solo en su defensa. Que reconociera que es uno de los peores mandos en plaza que ha pasado por los Reyes sería demasiado, teniendo en cuenta la historia reciente del abandono de Cucurull en la lucha de los parlamentarios. Todo tiene su explicación y don Juan no va a tropezar en esa misma piedra, aunque le cueste soportar protestas, manifestaciones y hasta insultos. Eso, como les decía, se entiende aunque no se respete. Otra cosa es la consideración de ‘tonto popular’, que es la etiqueta que parece que nos quieren colocar a todos los que consideramos que las cosas no podían hacerse peor, pero llegó Cucurull al convento y rompió todos los moldes. Dice el presidente que con Marruecos y con todo lo que tiene que ver con la frontera están trabajando con discreción. Que evitan las comparecencias y los titulares porque son prudentes, pero que se esfuerzan muy mucho en arreglar las cosas. Nos hace además una recomendación a todos: que seamos igual de listos que él y que Cucurull y nos callemos la boca, seamos discretos y ya, si eso, veremos los frutos de su gestión política. Así de sencillo.
Sería menos costoso y más sincero reconocer y asumir la inutilidad demostrada, el fracaso de un equipo de políticos incapaces de resolver el mayor problema que tiene Ceuta y las nulas relaciones de peso con Marruecos. En esa posición estamos y aún nos piden silencio, aún nos quieren condenar por alzar la voz, aún tenemos que obviar los titulares reales de su nefasta gestión. No, va a ser que no, va a ser que tendrán que aguantar la que les viene encima, que tendrán que asumir su cadena de fallos y que usted, don Juan, tendrá que guardar su cariño y defensa a ultranza particular por su colocado en su mesita de noche, porque eso ya no nos vale. ¿No se da cuenta que estamos hartos de todo esto?, ¿que la frontera nos ha devorado? No verlo es delito.