El castillo de San Amaro, del siglo XVII, sufre graves daños tras un incendio provocado. En estado ruinoso, este BIC carece de protección alguna.
“Por desgracia esta es la crónica de un incendio anunciado”. Quien habla así es el presidente de Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera. Una de las voces más críticas con el abandono del patrimonio local que, ayer, tras conocer el incendio provocado de madrugada dentro del castillo de San Amaro, se lamentaba de que no hubiera existido una protección previa.
Porque desgraciadamente se había denunciado y se había dejado por escrito en muchísimas ocasiones que la edificación, del siglo XVII, se había convertido en asentamiento de personas que no solo dormían, sino que también cocinaban allí, pudiendo provocar incendios como el que, finalmente, tuvo lugar.
“Es una lástima el estado de abandono de uno de los más antiguos elementos de fortificación conservados en el Monte Hacho”, lamenta Pérez Rivera. Un emblema patrimonial que guarda tesoros como un escudo que fue descubierto en 1999 por el área de Patrimonio de la Ciudad y que “daba datos concretos sobre la fecha de construcción de este inmueble”, recuerda. “Según reza en la leyenda de este escudo su construcción comenzó el 21 de agosto de 1693 y se acabó el 25 de marzo de 1694. Por entonces reinaba en España Carlos II y era gobernador de Ceuta, el capitán general D. Sebastián González de Andía Yrarrazábal, marqueés del Valparaíso. Es bastante llamativa la fecha de comienzo de la construcción de este fuerte: el 21 de agosto, día en el que se conmemoraba la entrada de los portugueses a la ciudad en 1415 y justo por la playa de San Amaro”, añade.
En un año de conmemoración de los 600 y justo en el momento en que el propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas, participa de esta celebración en Lisboa, uno de los mayores recuerdos de esta historia que sigue en pie sufre uno de los ataques más salvajes. Porque el incendio fue complicado para los Bomberos, ya que tras apagarlo de madrugada tuvieron que seguir acudiendo a la zona ante pequeños repuntes y para comprobar el estado ruinoso del lugar que les impide actuar como se debiera. De hecho un arquitecto municipal también giró visita ayer al lugar, colocándose varias cintas en la puerta para impedir el acceso ante el peligro existente, debido al mal estado en que se encuentra.
El castillo de San Amaro alojaba la batería de San Carlos y en 1860 fue entregado al Regimiento de Infantería Fijo de Ceuta que lo dedicó a fabricar cartuchería sin bala. Al año siguiente, en 1861, se le entregó al Regimiento de Murcia para destinarlo a escuelas. Años después, en 1865 fue entregado al Batallón de Cazadores de Chiclana que lo habilitó para escuelas y almacenes. En 1870 se retiraron los cañones y lo ocupó un destacamento de vigilancia. Su último uso fue el de vivienda de personal civil de la administración militar, tal y como ha comprobado el presidente de Septem Nostra. “El 22 de octubre de 1997 fue declarado el conjunto histórico de las fortificaciones del Recinto del Hacho como Bien de Interés Cultural y forma parte de este conjunto histórico, como uno de los elementos más señalados, el castillo de San Amaro”, añade.
Esta catalogación debería obligar a un mantenimiento por parte de la Ciudad o de su propietario, Defensa, que no se ha producido y que ha sido solicitado desde hace muchos años por Septem. Ni siquiera a fecha de hoy figura en el PGOU.