La crisis ha traído consigo numerosas consecuencias y una de ellas ha sido el aumento de personas que han vuelto a reincidir en delitos relacionados con el narcotráfico, después de años reinsertados en la sociedad. Este repunte, que viene produciéndose desde el pasado año, coincide con la caída de la construcción y afecta especialmente a ciudadanos procedentes en su mayoría de Andalucía que ya cumplieron condena entre finales de los años 70 y principios de los 80.
El NIS (Número de Identificación Sistemático) con el que se identifica a la persona que ingresa en prisión, y que se conserva durante toda la vida, ha constatado que al menos entre un 8 y un 9% de los ingresos efectuados en el centro penitenciario de los Rosales responde a este perfil, según apunta el secretario general de Acción Sindical, Manuel Domínguez. “De los cien ingresos mensuales registrados, entre 20 y 25 son reincidentes procedentes de la península que ya delinquieron en su juventud y ahora vuelven a hacerlo”.
Para Domínguez la relación entre la crisis de la construcción y la reincidencia está clara. “Se quedan sin trabajo, se les acaban las ayudas por desempleo y vuelven a Marruecos para pasar droga. Son personas con familia, con una hipoteca que pagar y tiene que salir para adelante como sea”.
Hasta diez ingresos de personas que sufren esta situación se han contabilizado en el centro de los Rosales y que, hasta hacía unos meses, se dedicaban al sector de la construcción.
Precisamente, a esta situación se suma el incremento de la delincuencia en los meses estivales, coincidiendo con la Operación Paso del Estrecho. Y es que aprovechando la masificación de vehículos, son muchos los que se aprovechan de esta circunstancia para evitar ser detectados por las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado en los habituales controles. “No son las personas que vienen de vacaciones a Marruecos los que delinquen, sino otros que, aprovechando que hay muchos coches, creen que hay menos control”.
La solución al hacinamiento: incrementar las conducciones
El hacinamiento en el centro penitenciario de los Rosales es una constante desde hace casi 20 años, y ahora las cifras ponen de manifiesto este hecho: más de 300 presos para tan solo 86 plazas es la conclusión del último informe de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP). “La cárcel se quedó obsoleta porque la población ha crecido y nosotros tenemos el mismo número de plazas, ésta es una prisión para los años 60 no para el año 2010”, apunta Domínguez.
La solución a este problema pasaría, a juicio del sindicalista, por un incremento del número de conducciones a la península, aunque el problema radica en la falta de medios materiales para ello. Una furgoneta de la Guardia Civil traslada a unos cuatro presos al día, cifra a todas luces insuficiente para descongestionar la alta cifra de internos. “Lo ideal sería hacer conducciones con 50 personas, pero aunque hubiera diez funcionarios trabajando para dar salida, sería imposible porque el problema es que no tienen vehículos con esa capacidad y eso es responsabilidad del Ministerio del Interior”.
La prisión acoge actualmente a más de 300 presos, lo que ha llevado a que algunas celdas lleguen a albergar hasta a cuatro internos. En la prisión de Melilla, que también ha tenido problemas similares a los del centro penitenciario de nuestra ciudad incluso después de la reforma que se llevó a cabo en 1993 ha sido necesario habilitar camillas homologadas para albergar a tres internos.
La masificación, concluye Domínguez, “no es buena ni para internos ni para funcionarios” porque, apunta, puede derivar en problemas de agresividad.