Con este título justificaba el antiguo régimen, el de Franco no el de los felones, cualquier cosa que no llegaba a buen puerto, y daba rienda suelta a la imaginación de sus seguidores que así alimentaban su chovinismo.
Las ideologías totalitarias tienen mucho en común. Por eso ahora el nuevo absolutismo encabezado por este imberbe renovado socialismo, que reniega de sus orígenes y de sus ancestros, ha comunicado a través de su calamitosa portavoz, que el Partido Popular ha realizado “un pacto secreto… con la CEOE y la Conferencia Episcopal”, o lo que es lo mismo, con el capitalismo y la Iglesia. Esto lo expresa la portavoz de los socialistas de élite, fiel representante de la nueva y adinerada burguesía compuesta por: Bono, Solchaga, Boyer, Serra, Barrionuevo, Corcuera, Solana, Asunción, Gómez-Navarro, Rodríguez Ibarra, Leguina… y José Ricardo Martínez, líder sindical que cobrando más de 180.000 euros al año desde un puesto político, lidera las protestas contra las decisiones restrictivas que toma el gobierno popular. Esto es lo que se dice predicar con el ejemplo…
El que la Iglesia sea injuriada y difamada es algo a lo que nunca me acabo de acostumbrar. No sé qué formación hemos recibido, o se nos ha negado, que existe un pensamiento muy extendido de odio hacia la religión en general y el catolicismo en particular.
Decía un amigo, por medio de las redes sociales, que una persona normal cree que Dios le protege y un fundamentalista cree que tiene que proteger a Dios. A lo que le añado que, un fundamentalista también es quien cree que Dios es su enemigo. Además este tipo de fundamentalista no es muy listo porque, si cree en Dios ya sabe que está equivocado, y si no cree en Dios
¿Tiene de enemigo a algo que cree inexistente?
El pensar que pueda haber pactos, no digo ya secretos, con el capitalismo es pensar que el capitalismo tiene interlocutor, o jefe, o representante. Nada más lejos de la realidad. El capitalismo se caracteriza precisamente por carecer de jefe, interlocutor o representante. Cuanto más capitalismo, más libertad y menos representantes o jefes o intermediarios. El dinero no entiende de normas.
Es algo muy humano, pero no por ello correcto, que cuando no tenemos justificación alguna para nuestros errores, nos inventamos causas externas. Pero de ahí, a fantasear con conspiraciones o pactos secretos de agentes o formas inexistentes o imposibles, es traspasar la barrera de la cordura.
Cuando esta barrera la traspasamos en la privacidad, se trata de un problema de salud mental. Cuando nos alejamos de la cordura desde un púlpito o cargo público, se trata de un problema de higiene mental. Y sobre todo, se trata de un problema de la organización que lo permite.