La Ciudad está decidida a impulsar, definitivamente, el que será nuevo centro de alojamiento de los Menores No Acompañados (MENA) en Calamocarro, la futura ubicación que implicará el abandono de las actuales instalaciones en el barrio de Hadú. La Administración local podría decantarse por la financiación público-privada para su construcción de entre todas las vías barajadas en los últimos meses y confía en incluir la partida que le toque aportar en las cuentas que deberá redactar y aprobar en el último tramo del año. “Estamos trabajando en ello y creemos que en los Presupuestos del año que viene, los de 2014, que estamos ahora elaborando, irá recogido ese compromiso que tenemos adoptado”, aseguran a El Faro fuentes de la Ciudad.
La opción que gana más fuerza, y por la que podría optar finalmente el Ejecutivo de Juan Vivas, es la de afrontar el coste global recurriendo a la colaboración público-privada, un sistema de financiación que ha ganado fuerza en los últimos años en las administraciones públicas como antídoto a los recortes presupuestarios y a la consiguente merma en la capacidad inversora. Ese esquema, que en Andalucía, por ejemplo, se ha materializado ya en la construcción de varios tramos de autovía, deja en manos de una empresa privada la iniciativa en la prestacion de un servicio público, en este caso la construcción del albergue, a cambio de ventajas posteriores, como podría ser la explotación de la gestion del mismo durante un periodo de tiempo determinado. “Lo queremos llevar a cabo en ese plano, en el de la colaboración público-privada”, confirman las mismas fuentes.
Con una u otra fórmula, lo que sí parece tener decidido la Ciudad es que habrá traslado, más aún después de conocerse hace meses que las actuales instalaciones del barrio de San José están llamadas a convertirse en nueva Jefatura Superior de Policía. Cuando se materialice el proyecto de Calamocarro, el albergue de los MENA habrá tenido tres ubicaciones diferente en apenas unos años: el centro ‘La Esperanza’, en el Hacho; el actual de Hadú y el que debe comenzar aún a construirse.
Pero para que el futuro albergue vea la luz no habrá que salvar sólo el temido obstáculo financiero. La Ciudad tiene que hacer frente también a la oposición de los colectivos ecologistas, que en los últimos meses han alertado de que el solar donde pretende levantarse el centro no podría acogerlo porque atentaría contra la normativa europea. Organizaciones como Septem Nostra o la Sociedad Española de Ornitología ya han advertido de que la parcela elegida inicialmente está localizada en una zona considerada por la Unión Europea como de especial protección ambiental en el eje Calamocarro-Benzú, donde se prohíben las construcciones residenciales o habitacionales.
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