Los dos últimos procesos de repatriación de residentes en el centro del Jaral, más de 20 residentes en febrero y tres en marzo, se han regido por esta práctica ante la conformidad de los inmigrantes.
Menos traumático. Así se puede definir el sistema empleado por la Policía Nacional en los dos últimos inicios de procesos de repatriación para los residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, como explicaron los propios inmigrantes.
En un reciente pasado quedan las redadas en el interior del centro del Jaral, de madrugada y sin aviso previo, para proceder a la detención de los inmigrantes para su traslado a los centros de internamiento de extranjeros, los denominados CIE, el paso previo a la expulsión a sus países de origen. Los agentes de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental, UCRIF, que se internaban en el campamento dependiente del Ministerio de Interior a través de la Delegación del Gobierno, para detener a aquellas personas sobre las que la Administración General del Estado ha decretado la temida orden de expulsión. Listas con nombres, apellidos y nacionalidades que han provocado incluso fugas desesperadas para escapar del retorno al punto de partida.
Los dos últimos procesos de repatriación dejan constancia de esta nueva forma de proceder por parte de la Policía Nacional. Tanto en la devolución de entre 20 y 30 residentes del CETI iniciada el pasado 23 de febrero como en la más reciente, del pasado jueves 25 de marzo para tres residentes en el Jaral, la Jefatura Superior ha utilizado la citación en la Comisaría de aquellas personas cuya solicitud de permanencia en España ha sido denegada. Las autoridades notificaban a los inmigrantes en el centro de la ciudad autónoma para el día siguiente en las dependencias policiales del Paseo de Colón. Allí, los responsables han informado sobre el comienzo de la extradición a su país de origen.
La conformidad de los subsaharianos en unos casos y asiáticos en otras responde a los casos de inmigrantes que, una vez al otro lado del Estrecho, han logrado la estancia en la península. Ya fuera por patologías o cuestiones de diversa consideración, algunos ex residentes en el CETI permanecen en libertad en la península, como ya informara este periódico a finales de 2009 con personas de distintos países africanos. La esperanza de ser los elegidos en la hipotética próxima “liberación”, como definen esta decisión las personas que continúan en el centro del Jaral, ha dotado de mayor tolerancia su comportamiento ante la aplicación de la Ley de Extranjería. Un hecho que contrasta con los saltos al perímetro del CETI para huir de los policías.
Las oenegés han denunciado la falta de un criterio definido a la hora de atender las solicitudes de los inmigrantes. Mientras a unos residentes se les expulsa del país, a otros se les concede una autorización para quedarse en España tras extinguir los 60 días de retención en un Centro de Internamiento de Extranjeros, CIE, en la península. Tal es el caso de cerca de 20 ex residentes en el CETI que, después de meses e incluso años en el campamento, fueron absueltos de la orden de expulsión dictada contra ellos y, en la actualidad, residen en distintos puntos de la geografía peninsular, como Málaga, Zaragoza o Córdoba, como publicara este periódico.
Los inmigrantes acogidos en el centro del Jaral suelen llegar por la misma vía, ya sea marítima o a través de la valla aunque siempre de forma clandestina, pero no a todos se les aplica la misma norma. Algo que perturba a quienes trabajan y atienden a estos extranjeros y denuncian la separación de parejas que llevan varios años juntos en el CETI, caso ocurrido con una decena de relaciones a finales de 2009, y a los que se les divide a través de esas expulsiones. No obstante, también se produce la paradoja de que, mientras algunos sin papeles cumplen varios años de estancia en el campamento a la espera de una expulsión que tarde o temprano les llegará, otros que entraron recientemente a la ciudad obtienen una regularización sui géneris.
La continuidad de este sistema para notificar la ejecución de la orden de expulsión se comprobará en el comienzo de próximos procesos de expulsión.
Las actuaciones de madrugada
El modus operandi seguido por la Policía Nacional hasta el momento consistía en buscar el factor sorpresa, actuar de madrugada y evitar de este modo que el resto de inmigrantes que viven en estas instalaciones se enterara del desarrollo de la operación. Al menos en dos ocasiones, como publicara este periódico, varios inmigrantes aprovecharon la confusión que reinaba en las instalaciones para escapar saltando la defensa que rodea este recinto. Algunos residentes dijeron que los agentes incluso disparaban al aire como método de disuasión.