Esta semana hemos conocido una noticia muy esperada por gran parte de la ciudadanía, la dimisión de Francisco Camps. Una dimisión que se ha fraguado en un contexto turbio y oscuro como lo está siendo toda la trama Gürtel. Es lamentable que Rajoy haya permitido que los valencianos votasen, en las pasadas elecciones, a una lista con miembros corruptos declarados y otros presuntos corruptos con muchas sombras. Hecho que demuestra que Rajoy siempre piensa más en el interés partidista que en la dignidad de la clase política, y quien hace eso ni es político ni es digno para estar en política.
Creo que es un buen día para recordar aquella frase que le dedicó Rajoy a Camps en la que aseguraba que “siempre estaré detrás de ti, o delante o a un lado”, ya que quizás ahora, Rajoy debería seguir el mismo camino que Camps y dimitir por ser cómplice de que en nombre del partido popular las instituciones estén llenas de corruptos o presuntos corruptos.
La actitud que ha mantenido el PP durante todo este tiempo de mantener a Camps, a pesar de los indicios encontrados, como presidente ha sido una actitud que denigra a toda la clase política e insulta la inteligencia de la ciudadanía. Con este caso el Partido Popular ha perdido toda su legitimidad ante la sociedad a la hora de luchar contra la corrupción política.
Individuos así no pueden ejercer ninguna responsabilidad política, ni pública ni de partido, porque supone lastrar la confianza de la ciudadanía hacia las instituciones y hacia los propios partidos políticos.
La aceptación de los cargos de cohecho por parte de los subordinados de Camps viene a confirmar que el PP ha venido mintiendo para ganar tiempo durante meses, ocultando a la ciudadanía la verdad sobre la trama Gürtel.
Rajoy ha medido muy bien los tiempos, ha defendido a Camps incansablemente para que volviera a ganar las elecciones en su Comunidad, y ahora, que se van acercando las elecciones generales, lo obliga a dimitir con la esperanza de que nos hayamos olvidado de todo esto el próximo y futuro mes de marzo.