Los ceutíes más veteranos conocimos la Ceuta del turismo comercial. Aquella ciudad que visitaban miles de ciudadanos de la península con la intención de hacer sus compras y regresar con un buen número de artículos.
Aquella Ceuta se perdió porque dejaron de ser competitivos hasta los precios de los paraguas, un artículo que dio nombre aquella época, los conocidos como paraguayos. Aquellos visitantes abandonaban la ciudad con un queso de bola, un paraguas, una botella de whisky y un cartón de tabaco rubio. Ese era el paquete básico para que el viaje les saliese rentable, otros compraban relojes, radiocasetes y distintos artículos electrónicos.
Aquello se terminó porque los precios de los artículos se equipararon a los de la península, incluso algunos eran hasta más caros. Acabó así un ciclo comercial y nuestros representantes fueron incapaces de revertir aquella situación. Se hicieron múltiples ensayos, propuestas, fuimos a ferias y se nos vendieron grandes proyectos turísticos que quedaron en simples quimeras. Pasaron los años y nos conformamos con lo que vino a llamarse comercio atípico y con las visitas de turistas marroquíes. Eran nuestra salvación comercial, pero también se diluyó por razones difíciles de justificar.
Ahora la consejera de Hacienda, Transición Económica y Transformación Digital del Gobierno de Ceuta, Kissy Chandiramani, tiene la intención de llevar a pleno la modificación de la Ordenanza Fiscal reguladora del IPSI con el fin de rebajar a la mitad los actuales tipos de gravamen. Una buena medida, pero insuficiente si no viene de la mano de otras iniciativas que deben tener el beneplácito de los comerciantes de nuestra ciudad.
Comenzaba diciendo que el anterior ciclo comercial se acabó porque los precios de los artículos se equipararon a los de la península, incluso algunos eran hasta más caros. Esa es una realidad que continúa en la actualidad y no hemos sido capaces de revertir por causas que tienen que ver con la libertad de las empresas a poner el precio a sus artículos y alguna otra “que se me puede escapar”. Lo cierto es que el gravamen del IPSI no ha servido para bajar los precios en la ciudad, incluso las grandes franquicias mantienen los mismos precios en Ceuta pagando menos impuestos que en la península.
“Pagando menos impuestos en Ceuta nos cuesta lo mismo que en la península y si queremos que nos cueste más barato hay que cruzar el charco”
Esta situación provoca que cualquier artículo comprado en la península en una franquicia nos cueste más barato a los ceutíes si tomamos la determinación de realizar los trámites de devolución del IVA previo pago del IPSI. En definitiva, pagando menos impuestos en Ceuta nos cuesta lo mismo que en la península y si queremos que nos cueste más barato hay que cruzar el charco. Una situación difícil de digerir si lo que realmente queremos es promocionar el comercio local, el consumo en la ciudad y el turismo.
Un ejemplo práctico sería si un teléfono móvil cuesta 1.000 euros en la península con un IVA del 21% y en nuestra ciudad pagara un 5% el coste en la ciudad sería de 160 euros menos. Un reclamo atractivo que serviría para atraer el turismo, incentivar las compras en la ciudad de ceutíes además de ser un acicate para la hostelería y restauración, pero eso no sucede con el actual gravamen porque no repercute en un menor precio de los artículos.
La nueva propuesta de bajada del IPSI puede servir para que las empresas tengan más margen comercial, pero no para impulsar el turismo y fomentar el comercio local si ese IPSI no abarata los géneros, incluso puede servir para hacer más débil el comercio local, porque implicaría que comprar fuera y hacer los tramites de devolución del IVA sea tan rentable que comprar en Ceuta no sea una buena opción.
Como decía la propuesta de la señora Kissy Chandiramani, es una buena iniciativa si los comerciantes son capaces de trasladar parte de ese nuevo gravamen al precio de los artículos, pero eso será una decisión de los propios comerciantes, porque “si no me equivoco” la administración no puede intervenir ni acotar los precios.
Pero si ese menor gravamen no se ve reflejado en los precios sólo servirá para que los comerciantes locales tengan más margen y menos ventas, porque muchos ceutíes acabarán comprando fuera y el comercio local puede sufrir un golpe mortal.