Casi un año después de que Mohamed E.H. cruzara a toda velocidad la frontera del Tarajal, arrasando con lo que tenía por delante, no ha podido saberse el motivo que le llevó a esa auténtica locura. Qué es lo que pudo pasar para que aquel 13 de agosto de 2019, a las 20:15 horas, cruzara, cual conductor kamikaze, el paso marroquí y el español hasta terminar en la avenida Martínez Catena detenido por la Policía Local y la Guardia Civil. En su coche quedó el cuchillo jamonero que llegó a sacar a los agentes y detrás un reguero de daños que comenzó en la frontera marroquí y terminó frente a la gasolinera Cepsa.
Lo que ya se sabe es la sentencia a la que ha sido condenado y a la que ha tenido acceso El Faro de Ceuta. Ayer, ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1, reconoció ser responsable de un delito de atentado, otro de conducción temeraria y cuatro delitos leves de lesiones, aceptando una pena de 3 años y 1 día de prisión por el primero, 6 meses de cárcel y 2 años sin poder conducir por el segundo, y el pago de 150 euros por cada uno de los cuatro delitos de lesiones provocadas en agentes de la autoridad. A esto se añade el pago de la responsabilidad civil fijada en 10.848 euros. Un montante que procede de la suma de los daños causados en tres policías locales, en bienes de la Ciudad Autónoma y de la Dirección General de la Guardia Civil o en la puerta de la frontera que reventó completamente, cuyos daños fueron fijados en 1.076 euros y cuyo beneficiario en este caso es el Estado. Queda por concretar en sentencia quién debe hacerse cargo de esa responsabilidad civil: si el propio condenado o la aseguradora del vehículo que conducía. La Defensa de esta entidad solicitó ayer ser exculpada de todo pago al entender que el acusado había reconocido su responsabilidad en un delito de atentado de lo que se deriva su intención de actuar contra los policías por lo que debe asumir los daños causados de forma voluntaria. Argumentó que no cabía hablar de lesiones imprudentes -excluidas del ámbito penal- sino de hechos dolosos por lo que la aseguradora no debía ser responsable de los daños al haber sido provocados de forma intencionada. Fiscalía se opuso a este extremo tras suprimirse del escrito de Acusación el delito de daños dolosos, considerando que los mismos habían sido consecuencia de una conducción temeraria. Este extremo quedará reflejado en sentencia. Ya en la conformidad penal alcanzada ayer se acordó denegarse la suspensión de la condena.
Así Mohamed E.H., el joven marroquí con familia en Bélgica, sin antecedentes, que sacó un cuchillo jamonero a los agentes fronterizos que en Marruecos le impedían cruzar a Ceuta y siguió su alocado camino sin detenerse ante decenas de policías españoles y marroquíes, escuchaba, a través de videoconferencia establecida entre el Juzgado de lo Penal y la prisión de Mendizábal, la sentencia condenatoria in voce -de viva voz- que le responsabiliza por su actuación.
La conformidad alcanzada entre Ministerio Fiscal y Defensa evitó la celebración de juicio en cuanto a la responsabilidad penal, fijándose por tanto la pena de prisión global en 3 años, seis meses y 1 día. De no abonarse la pena derivada de las lesiones, en total 600 euros, se conmuta por más días de prisión.
En su escrito de calificación inicial, la Fiscalía llegó a solicitar hasta 9 años de prisión así como otros nueve de privación de permiso de conducir. Las negociaciones entre las partes, que pasaron por un reconocimiento de los hechos por parte del acusado, dieron pie a una rebaja de la pena final.
Desde el día en que se cometieron los hechos, Mohamed E.H. se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Mendizábal. Su acción, sin explicación alguna, fue tan mediática que derivó en quejas por la falta de seguridad en una frontera que ha sido sorteada ya por varios vehículos kamikaze.
La sorpresa de una tarde de agosto en la frontera: Bolardos, una puerta destrozada y pistolas apuntando al kamikaze
Lo que pasó esa tarde de verano de 2019 es complicado de entender, no así las consecuencias que todos pudimos ver. Y es que el ahora condenado no tuvo miedo alguno cuando los agentes del paso marroquí sacaron sus armas para que se detuviera. No lo hizo, les mostró un cuchillo jamonero, aceleró y emprendió su carrera hacia el lado español. Antes se llevó la puerta de la frontera desplazándola varios metros y chocó contra un coche, después huyó arrasando con todo, mientras los policías nacionales también sacaban sus armas para amedrentarlo. Fue en la curva de Juan XXIII donde perdió el control, colisionando con un vehículo de la UIR. Su huida terminó frente a la gasolinera de Martínez Catena después de impactar en varias ocasiones con los coches de la Policía Local y Guardia Civil que le seguían, para terminar ocupando parte de la zona peatonal subiéndose a la acera en donde pudo haber puesto en riesgo a los paseantes. Allí fue arrestado y en su coche se encontró el cuchillo jamonero con el que dio cuchilladas al aire antes de ser detenido tras un forcejeo.
Ay Ay Rambo