La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta ha dejado visto para sentencia el juicio celebrado este miércoles contra tres personas, acusadas de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y cuatro de homicidio por imprudencia. Se les ha juzgado por el naufragio ocurrido en noviembre de 2017, cuando una lancha cargada de subsaharianos terminó embarrancada en Santa Catalina y sus ocupantes en el mar. Los cadáveres de tres fueron recuperados por los GEAS, hubo además una cuarta persona dada por desaparecida cuyo cuerpo nunca se encontró. Tenían nombres: Mamadou, Diallo, Amara Kaba y Kebe Ibrahim.
En el banquillo de los acusados se han sentado K.M.L., I.A.M. y M.A.S.H., los dos primeros han negado tener relación con los hechos que motivaron su detención por parte de la Guardia Civil. El tercero sí ha reconocido su participación y además ha incriminado a los otros dos. Su testifical, de hecho, es la única manifestación que existe contra ambos, después de una mañana de declaraciones en la Sala de la Audiencia.
K.M.L., dueño de la embarcación semirrígida que naufragó en los isleros, ha declarado que la tarde previa a esa madrugada de la tragedia acudió a Rincón (Marruecos) para arreglar unos papeles. Fue acompañado del otro acusado, I.A.M. Allí, cuando trataba con la Gendarmería un asunto de la documentación de la lancha, se la robaron. No supo más de la misma hasta que, al acudir a la Guardia Civil para presentar denuncia por sustracción se le detuvo, quedando después en libertad con cargos. Ha declarado que la lancha le había costado 50.000 euros, pero ha negado que la hubiera adquirido para dedicarla al tráfico de personas: “Nunca he trabajado inmigrantes”.
El otro acusado, I.A.M., ha reconocido que le acompañó a Marruecos pero que ya ahí se separó de su compañero quedándose a comer con otras personas. Ha negado participar en un pase de inmigrantes o que fuera al vecino país a cargar personas que querían cruzar de manera irregular.
El único de los acusados que está preso por otra causa, M.A.S.H., ha reconocido por el contrario los hechos y ha acusado a los dos investigados de haber ido a Marruecos a preparar ese pase de inmigrantes. Se ha negado a declarar y a responder las preguntas efectuadas por una de las Defensas que quería llegar al trasfondo de varias conversaciones que quedaron reflejadas en el teléfono móvil de este acusado y de las que se ha tenido conocimiento por su análisis, llevado a cabo por la Policía Judicial. Serían conversaciones mantenidas con un agente de la Benemérita del Servicio de Información en las que se hablaba sobre este delito y sus implicados. Al negarse a contestar no se pudo ahondar más en torno a este asunto.
Agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil así como componentes de la Policía Judicial han prestado declaración en calidad de testigos. Los primeros, que iban en la embarcación que persiguió a la lancha cargada de subsaharianos, no han podido identificar a los acusados como las personas que pilotaban esa expedición clandestina. Sí que han aportado datos que ayudan a entender cómo fue aquella noche trágica en la que tres vidas se perdieron en el mar y una cuarta se dio por desaparecida. Han recalcado que la travesía fue “muy peligrosa” y que aunque advirtieron a la lancha que se detuviera, su patrón hizo caso omiso y emprendió ruta a los isleros. “Ahí tiraron a las personas”, ha insistido un agente del Marítimo, negando que los inmigrantes descendieran por propia voluntad.
Sin duda revelador e incluso sorprendente ha sido la manifestación de otro agente del Servicio Marítimo, que además de narrar que la lancha iba llena de inmigrantes, de concretar que la mar “estaba mal” o que la “navegación era peligrosa”, ha manifestado a la Sala que mientras esperaba para declarar ha visto a una persona que cree “al 95%” que se trata del patrón, es decir, de quien pilotaba la lancha aquella madrugada.
Ha negado que fueron los acusados sentados en el banquillo y ha dicho al tribunal que durante 8 o 10 segundos pudo ver perfectamente a quien pilotaba arriesgadamente la embarcación esa noche, rostro que hoy lo ha identificado en los pasillos. Ese rostro se corresponde con el de un testigo que llegó a estar investigado pero sobre el que se dictó auto de sobreseimiento. Tras un receso para estudiar lo sucedido la Sala ha decidido continuar con la vista.
Los dos agentes de la Policía Judicial que han prestado declaración han concretado cómo esa lancha de la muerte fue traída expresamente unos días antes desde Algeciras y la tarde previa a la tragedia fue trasladada desde un depósito al puerto deportivo, desde donde marcharía a Marruecos.
En la lectura de los informes, antes de que el juicio quedara visto para sentencia, la representante del Ministerio Fiscal ha mantenido la petición de condena para los acusados. Considera que sus declaraciones han sido “vagas y contradictorias” además insiste en que hay “indicios sobrados” de cuál era la intención que tenían al salir con la semirrígida desde el puerto deportivo. “¿Para qué la querían?”, se ha preguntado en alusión al empleo de una lancha de 50.000 euros de valor.
“Está probado que tenían una lancha y que era para el tráfico”, ha recalcado, contando con otro indicio más de esa implicación: la declaración de uno de los acusados –el único que reconoce el delito- contra los otros dos. Fiscalía ha pedido una condena además por el riesgo que existió para la vida.
La Defensa de K.M.L. ha pedido su absolución en base a que nadie ha reconocido a su patrocinado como el patrón de esa lancha, ya que en ningún momento los guardias civiles del Servicio Marítimo que la persiguieron han podido señalarlo. “No se puede enjuiciar a dos personas que nada tienen que ver con los hechos”, ha expuesto, haciendo especial hincapié en la manifestación sorprendente del agente que además, hoy en Sala, ha señalado al que considera que es el autor del pase sin ser ninguno de los que esperan ya sentencia.
La abogada de I.A.M. se ha expresado en los mismos términos, considerando la inexistencia de pruebas contra su patrocinado y también recalcando la declaración de este guardia civil que señala a otra persona como el culpable. Por su parte, el letrado de M.A.S.H., el único que reconoce su relación con este caso, se ha mostrado conforme con una pena por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros del tipo básico.
El Ministerio Fiscal pide 8 años de prisión por un delito de tráfico de personas con la agravante de uso de embarcación, a los que suma 4 años por cada homicidio imprudente, aludiendo a los tres subsaharianos fallecidos además del desaparecido. Esta pena la solicita y mantiene para los acusados K.M.L e I.A.M., mientras que para el tercero de los acusados, el llamado M.A.S.H., pide una pena de 3 meses multa, con una cuota de 5 euros diarios por un delito del tipo básico de tráfico de personas. Con la misma se ha conformado su letrado.
La semirrígida Tornado, con motor de 300 caballos y de nombre Cape está intervenida y en ella llegaron a subirse hasta 25 subsaharianos. Tres muertos y un desaparecido es el saldo de aquella madrugada de Levante de fuerza 4 y marejada con áreas de bruma que dibujó una de las historias más trágicas de la inmigración.
Esa noche hubo mucho dolor. Lágrimas, desesperación, gritos e impotencia entre los propios subsaharianos y los componentes de la Guardia Civil que hicieron lo posible por sacar con vida a todos los inmigrantes que habían caído al mar. Conforme pasaban las horas, de acuerdo con las declaraciones de los supervivientes, se empezó a manejar cifras de desaparecidos. Tres cuerpos fueron sacados por los GEAS del fondo del mar. El cuarto nunca apareció.
En el cementerio de Sidi Embarek descansan los cuerpos de los fallecidos. Allí recibieron sepultura, se les rezó y despidió, pero también se pidió justicia. Eran muy jóvenes, de poco más de 20 años, todos subsaharianos de Guinea Conakry, que fallecieron en el mismo lugar. Se habían ahogado por una mezcla entre el pánico, el miedo al agua y el no saber salir de una situación así porque no sabían nadar.
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