Los cinco peritos que han firmado los informes psicológicos y sociales aportados al caso que juzga a un exprofesor del Colegio San Agustín, en Ceuta, acusado de ocho presuntos delitos de naturaleza sexual con menores han asegurado este miércoles en la vista oral que acoge la Audiencia Provincial que su relación con el acusado no ha dejado “secuelas” ni “perfiles patológicos” tanto en el joven cuyos padres denunciaron, que sí hizo frente a una reacción “ansioso-reactiva” al verse aislado temporalmente por ello, como en los otros chicos que formaron parte del “círculo” íntimo del procesado.
Los expertos del Instituto de Medicina Legal y el propuesto por la Defensa han coincidido en ese punto, así como que en el exalumno cuya relación de extrema intimidad con A.D.B. se detectó una “sintomatología reactiva” que, con alguna duda, han ligado más con la “judicialización” del asunto y su repercusión mediática que con las experiencias vividas con el acusado propiamente dichas.
Los especialistas oficiales han reseñado que apreciaron “ansiedad social” que podría atribuirse “tanto a los hechos como al proceso judicial”. El dictamen sociofamiliar aportado a las diligencias tampoco ha identificado alertas más allá de un “distanciamiento social” sufrido por el chico inmediatamente después de la denuncia de sus progenitores que fue revirtiendo.
“La familia no muestra disfuncionalidad y su entorno está normalizado a nivel económico, laboral, social”, han reseñado los psicólogos en relación con el entonces menor, que “como cualquier adolescente” refleja “alta sumisión y conformismo”, así como gran influencia por parte de su grupo de pares, que en esa edad tiene una capacidad de 'forzar' comportamientos muy elevada, según se ha avisado.
Los expertos no se han alcanzado conclusiones contundentes sobre si su testimonio puede o no considerarse verosímil, en parte por falta de “ingenuidad”, algo posiblemente debido a la “repetición” de su relato durante los últimos cuatro años.
“Hemos detectado que pudo sufrir presiones por su grupo de iguales y por el propio profesor, que fue a buscarlo y lo culpabilizó un poco por la denuncia, pero en el momento en el que se realizó nuestro estudio no aparecían secuelas posteriores”, han afirmado los peritos que trataron al hijo de los denunciantes en 2018. El de la defensa, que lo hizo a finales del año siguiente, tampoco halló consecuencias clínicas “significativas” vinculadas a su trato con el acusado.
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