La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta acoge desde este martes el juicio que se sigue contra quien fuera docente del colegio Ramón y Cajal, J.M.R.V., para quien la Fiscalía pide una pena de 15 años de prisión por presunto delito de agresión sexual a menores. Ejercía de maestro de educación física en el centro cuando, presuntamente, con anterioridad a febrero de 2020 habría abusado de una niña de 4 años dentro de las instalaciones del propio centro. Fue detenido por la Policía Nacional y estuvo privado de libertad tras dictarse auto de entrada en prisión provisional.
Este martes el tribunal del máximo órgano judicial en nuestra ciudad ha dado comienzo a la vista en la que, durante dos días, se tratará de esclarecer si se produjeron esos hechos, como considera el Ministerio Público. A la pena de cárcel la Fiscalía suma la imposición de otras medidas de alejamiento y libertad vigilada. El arresto de quien hoy se sienta en el banquillo provocó una reacción contrariada entre el colectivo de docentes que incluso llegó a concentrarse en la plaza de los Reyes.
La declaración de la menor ha sido escuchada a través de la reproducción de la grabación que se hizo en su día en instrucción como parte del procedimiento judicial emprendido. Por respeto a la intimidad de una niña que solo tenía 4 años en el momento de los hechos, evitamos su reproducción. Sí puede concluirse de la misma que la menor expone en dicha declaración el contenido de los hechos recogidos en el escrito de acusación del Ministerio Público sobre los presuntos abusos ocurridos, señalando al acusado como su autor. La grabación ha sido escuchada por las partes representadas en este caso, recogiéndose el testimonio que ofreció ante los expertos que le preguntaron sobre lo ocurrido. El propio docente, afectado, ha visionado dicho testimonio.
Declaraciones de testigos: “Mi hija no es de inventarse cosas”
A través de videoconferencia ha tenido lugar la declaración de la madre de la niña. Ha narrado que se enteró de lo sucedido porque le llamó la abuela de la menor, ya que ella se encontraba en la Península. En esa conversación le alertó de que el profesor habría abusado de la pequeña, aportando varios detalles al respecto. Le dijo que el docente habría mantenido a la niña coaccionada bajo advertencias de cortarle el pelo si narraba “la verdad” o contaba “el secreto”. La gravedad de los hechos le llevó a trasladarse urgentemente a Ceuta para llevar a la menor al centro médico.
La progenitora ha detallado que, fruto de esta situación, su hija experimentó un retroceso, volviendo a orinarse encima. Ha insistido en que la narración de su niña le pareció “sincera” ya que es de “poco hablar”. “Si mi hija me cuenta algo, me lo creo. No es de inventarse cosas”, ha recalcado.
La pequeña fue trasladada a Urgencias del hospital debido a que se quejaba de dolores y después de que no le atendieran en su centro de referencia, el centro de salud del Tarajal al no tener cita. En Loma Colmenar comunicó al médico que mirara a la pequeña, que la examinara. Allí se activaría el protocolo existente en estos casos, acudiendo hasta el lugar una comitiva judicial y policial, ante cuyos profesionales la víctima narró lo sucedido, dando incluso a la Policía más datos de los que le había trasladado a su propia madre.
“Quiero que pague el trauma que le han hecho a mi hija”
¿Qué contenidos podía ver la víctima cuando usaba el teléfono de su madre? La pregunta del Ministerio Fiscal ha sido importante, persiguiendo saber si los contenidos narrados por la pequeña podría haberlos visto navegando por internet y reproducirlos como ciertos siendo falsos. La progenitora ha negado que por esta vía hubiera podido acceder a contenidos pornográficos del matiz de los narrados por la niña, cuyo contenido específico son demasiado llamativos para ser expresados por una menor de esa edad. La niña veía contenidos adecuados a su edad.
También ha negado que con la denuncia presentada hubiera perseguido cobrar una indemnización: “Solo quiero que pague por el trauma que le han hecho a mi hija”, ha zanjado. “Yo no estoy buscando nada, solo que se haga justicia y reciba su merecido, que no se lo haga a más niñas. No queremos hacer la justicia nosotros, queremos que la hagan ustedes”. Conoció el caso de abusos sexuales ocurrido en el colegio Lope de Vega por la prensa, como toda Ceuta, sin que esto suponga un efecto contagio del mismo. Ha recalcado que su hija dio el nombre del profesor que supuestamente “le hacía daño”, dando su nombre y las clases que le daba de gimnasia y ha hecho hincapié en que la pequeña llevaba tiempo rara hasta que confesó el motivo.
El letrado que defiende los intereses del docente ha incidido en su interrogatorio en la forma en que se enteró de los hechos y en cómo la menor comunicó lo que sucedía. La niña dijo que lo mismo que le hacía a ella se lo hacía a otra niña.
Declaraciones de la abuela y otra madre de una menor
La abuela de la menor, que fue quien alertó a su hija de lo que pasaba, ha explicado ante el tribunal que la pequeña no quería ir el lunes a clase porque tenía gimnasia, pero ella le mandaba. En su declaración ha puntualizado que la niña le narró que el profesor le hacía fotografías detallando a posteriori otros actos. Le habría amenazado con cortarle el pelo si la niña contaba “el secreto”, es decir, lo que supuestamente estaba pasando.
La niña solo le hablaba mal del acusado, de ningún docente más del ‘Ramón y Cajal’, ha destacado la abuela, quien además ha contestado al Ministerio Fiscal que en el hogar en el que vive la menor no había en esa época un acceso libre y fácil a internet, algo que hubiera servido para conocer determinados contenidos de tinte pornográfico.
Entre lágrimas ha lamentado lo sucedido y ha negado que la pequeña pueda tener capacidad para inventarse algo así. Al conocer lo manifestado por la niña, llamó por teléfono para comunicar lo ocurrido a su madre, que se encontraba en la Península.
En la jornada de hoy, también ha declarado la madre de una segunda menor que pudo ser víctima de abusos sexuales. Esa niña iba a la misma clase de la denunciante. Ha contado que entró en shock cuando la Policía se presentó en su casa para hablar con la pequeña. “Lo pasé mal y lo sigo pasando mal, la verdad”, ha detallado emocionada.
En su narración ha concretado que la menor dijo que el docente le hacía fotografías. Ha insistido en que su niña, con 4 años, no mentía. Siempre le pareció que su hija estaba siendo sincera en lo que comunicaba que podía estar pasando en el centro escolar. Notó un cambio de comportamiento en la niña, algo más protestona de lo habitual, pero tampoco pensó que pudiera estar sucediendo algo anormal. En este juicio solo hay acusación por un caso de agresión sexual, no de dos.
El médico que atendió a la menor no apreció lesiones
El médico que se encontraba en urgencias y que atendió a la menor cuando la madre acudió al hospital ha indicado que la pequeña se encontraba distraída. En la exploración a la niña no apreció lesiones, pero también ha puntualizado que si hubiera sufrido alguna agresión con empleo de un bastoncito, no dejaría lesiones.
El sanitario no ha recordado hoy una apreciación que al parecer sí hizo en instrucción, cuando habría reflejado que la niña presentaba dos trasquilones en el pelo después de observar su cabello ante la apreciación hecha por la madre. Esta manifestación no puede ser tenida en cuenta ya que el médico ni siquiera recuerda haber acudido a los juzgados a prestar declaración.
La dirección del centro nunca tuvo quejas del acusado
El director del colegio Ramón y Cajal, tanto ahora como en el día de los hechos, ha acudido a la Audiencia a prestar declaración. Hizo un informe sobre las faltas de asistencia de la menor, aunque en esas edades -Infantil- la educación no es obligatoria.
El director ha recalcado que en esa época no existía circuito de televisión cerrado en el colegio. Además ha manifestado que no tiene constancia de la existencia de una enemistad entre el acusado y la familia de la menor denunciante.
Nunca recibió quejas de la familia de la pequeña, ni tampoco de hecho recuerda haber mantenido un encuentro con cualquiera de los miembros de esta unidad familiar por algo en concreto. Del acusado nunca tampoco ha recibido quejas desde que llegó al colegio para suplir una baja. Si hacía clases en el circuito de abajo, el docente usaba música para bajar y subir. Además las clases siempre eran con las puertas abiertas. La zona en donde se daban las clases tenía su trasiego porque era de paso, por ejemplo, para las personas que llevaban suministros pero era de “uso escaso”, ha puntualizado el director a preguntas del Ministerio Fiscal.