Lo de Gibraltar es lo mismo que la ley del aborto en la legislatura de Zapatero, juego de luces para no ver la caída de los bancos y la reflota de dinero. En el caso de Zapatero el juego mágico de “lo ves y no te enteras” era la Aido dando primeras portadas con la ampliación del aborto y haciéndole temer a los carcas que las niñas de pecho abortarían, sin que nadie les dijera que podían hacerlo.
Hubo macroporcesiones para frenarlo con Rouco a la cabeza y ni así se pararon, porque se necesitaban y eran ilusorias ¿saben?, como lo de Gibraltar ,porque las niñas se buscan las mañas, que ya se las buscaban en mi época, que no estaba ni legislado y se iban a Londres o a Valencia o adonde fuera y se libraban del fruto no deseado de parir , para seguir su vida y que cuando hablasen con papá , que era marino y estaba en aguas internacionales, la voz no le sonara aflautada y si lo hacía, dijeran que era porque estaban resfriadas y no con las dentelladas del reciente aborto.
El paro, la crisis que se veía venir y las reformas antisociales a las que le obligaban desde Bruselas, a Zapatero , siempre me hicieron pensar que azuzaba la ampliación, por tema político más que por ideas, pero ahora hay más tema, porque la cosa se pone espeluznante y ya se nos puede desplomar el techo desde las tejas, siendo lo peor de todo , que la ciudadanía nos demos cuenta y empecemos a correr como gallinas sin cabeza. Así que saquemos del armario el ajado tema de Gibraltar y hagámosle una saya nueva.
Porque empiezan los Eres municipales, con Estepona a la cabeza y quiere decirse que se abre la veda para los empleados municipales, empleados-funcionarios, se entiende, intocables, hasta hace nada, con lo que eso significa , de que ya nadie está en el barco seguro y que a todo el mundo lo pueden echar por la borda, para terminar siendo comida de tiburones hambrientos.
Pero es Gibraltar y la lucha encomiable de los pescadores linenses la que sale en portada , con banderas rojas y gualdas, aderezadas y los guardias civiles custodiando algo que según el tratado de Utrech son nuestras jodidas aguas internacionales, pero que los llanitos se empeñan en socorrérselo, para darnos morcilla y de paso hacerle ver a su gobierno -en las afueras- que aún existen , porque dan guerra.
No sé lo que pensaran ustedes, que de vez en cuando me gustaría saberlo, porque a buen seguro les importa más la despensa de su casa o si pueden echar gasolina a su coche, que a qué soberanía pertenece Gibraltar, peñón miserable que está tan anclado en el tiempo , como el patriotismo decimonónico o andar para atrás.
Cuando los recortes en educación van a volver a hacer de las aulas junglas, cuando solo va a estudiar, no el que quiera, sino aquel al que puedan pagárselo sus padres, Gibraltar qué más da. Cuando nuestras fronteras ya no son hervidero de pateras con gente que se buscaba un sueño destilado por satélites espías, sino que ahora se emancipan de litera pasándose a la de al lado, justo la de aquel que ya lo deportaron de nuevo a la África más desasistida y olvidada, qué nos puede importar Gibraltar, que solo nos ha dado dolores de cabeza. Pero juegan con nosotros, nos engañan y nos hacen ver juegos ilusorios- escabechinas de patrioteros especialistas, que vapulean la verdad para que no nos miremos a la cara, ni nos veamos llorando por el humo que han hecho, por el polvo que han sacado, de debajo de los armarios, del fondo de la cloaca- y no corramos asustados , como gallinas que ya no ponen huevos, sabiendo que su suerte está echada. Porque han empezado los eres municipales y solo es un aperitivo, porque lo mismo se reforma la ley de función pública y ya ser funcionario se queda en nada, que hay muchas voces disonantes que claman venganza y justicia, igualando en la miseria sin mirar quién la ocasiona o a quién –finalmente-va dirigida, porque juegan con juegos de luces, patrioteros, mientras se parten de la risa.