Ayer estaba contento. El tiempo pone a cada uno en su sitio y poco a poco se va haciendo justicia en lo que fue toda una encerrona a la libertad. Me refiero a lo que ocurrió aquel 20 de enero de 2007, cuando miles de guardias civiles y sus familias tomaron la Plaza Mayor de Madrid para pedir derechos y dignidad. ¿Saben lo que vino después? Que a un ministro socialista le entró el canguelo cuando los generales le presionaron y todo un gobierno de los que llevan por bandera eso de proteger al trabajador se comportó como el más facha de todos los fachas comenzando a dictar expedientes. Uno detrás de otro. Los servicios de información de la Benemérita empezaron a trabajar como en las dictaduras. En vez de investigar el narcotráfico, el terrorismo islamista o los delitos que amenazan a la ciudadanía se dedicaron a conocer hasta de qué color llevaban los calzones los guardias concentrados. ¿El resultado? Pues vendernos eso de que los guardias habían tomado Madrid en plan Tejero para argumentar que había que sancionarles. Al guardia Amado le cayeron tres meses de empleo y sueldo y le quitaron las dos medallas que tenía. Y aquella mañana Juan lo pasó mal, porque tuvo que acudir al cuartelillo para que le notificaran el expediente como si fuera un chorizo de tres al cuarto al que le tienen que meter un puro porque no ha hecho bien su trabajo. Pero lo que pasa en esta historia es que el pecado del guardia Amado había sido el de luchar por las libertades... y aquí meterle un puro importaba más que perseguir chorizos.
Ahora los tribunales, tras estudiar los recursos de la AUGC, han acordado rebajar las sanciones. Y lo que antes era falta muy grave ahora ya no lo es tanto. Por eso Juan estaba ayer contento, y lo estaban miles de guardias que ven cómo la justicia al final actúa... tarde, pero lo hace. Y eso que todavía queda mucha batalla por delante.
Me quedo con las ganas de ver al marqués que teníamos como delegado del Gobierno, a don Jenaro el del abanico, hablar ahora sobre los expedientes, después de que me contestara que estaban muy bien dictados porque ¡Dios mío! se trataba de guardias que igual... ¡llevaban pistola!... Fíjense la preocupación de quien pasó por la plaza de los Reyes sin dejar obra ni mérito alguno. El PSOE patinó para luego, curiosamente, aprobar las leyes que reclamaban estos guardias expedientados. ¿Entienden algo? Yo poco, o mejor dicho, nada. ¿Ahora entienden por qué no me creo eso de la O del PSOE? Me parece que el guardia Amado tampoco.
Dedicado a quienes luchan por lo que creen, cueste lo que cueste.