Es como la vida en una gota de agua, así definía su ponencia ‘Lo que nos dicen las diatomeas de Ceuta’, el biólogo de la Universidad de León donde actualmente dirige el Laboratorio de Diatomología, Saúl Blanco, que fue el encargado de abrir la segunda sesión de las Jornadas Sobre el Medio Natural de Ceuta y su Entorno.
“Es un grupo de plantas microscópicas, apenas llegan a un milímetro de diámetro, y muy desconocido, pero de gran importancia para el funcionamiento global del planeta, pues son encargadas de fijar buena parte del dióxido de carbono”, señalaba.
A las diatomeas se las conoce como las algas de cristal que están por todas partes, sin embargo, Blanco sacaba a relucir su vena de biólogo ante esta definición. “El término alga no nos gusta porque es un grupo de seres vivos que se define por lo que carece”.
Desde hace un año, previo encargo del Instituto de Estudios Ceutíes, estudia junto a su grupo las diatomeas de Ceuta, donde han descubierto y confirmado las teorías sobre las que se formulaban interesantes hipótesis. “Han puesto en valor la elevada diversidad que alcanzan en esta región, gracias a su posición geográfica privilegiada.
"La legislación europea obliga a determinar la calidad química del agua a través de las diatomeas”
Hemos descubierto novedades florísticas tanto para la zona de África como para la europea”. En Ceuta han conseguido catalogar cinco nuevas especies, sin embargo, “la pregunta del millón” llega con la cuestión de su endemismo.
“Las investigaciones nos avisan de que sí, pero esto es solo la punta del iceberg y hay trabajo para muchas generaciones”, manifestaba. Además, como consecuencia del cambio climático las poblaciones a nivel mundial se están viendo afectadas.
“Se desconoce en qué sentido, pero más que en términos de biomasa se está generando en la comunidad, ya que están apareciendo especies que no eran abundantes en una determinada zona o diatomeas invasoras, como está ocurriendo en buena parte de la península Ibérica, sin embargo son cambios muy profundos de los que todavía no se tiene la suficiente información para interpretarlos”, sentenciaba el biólogo.
Sin embargo las diatomeas no solo se encuentran en grandes masas de agua. “Hemos llegado a encontrarlas en el desierto”, decía. Esta circunstancia se debe a su apariencia en todos los ambientes acuáticos del globo.
“Cualquier zona con humedad es susceptible de la presencia de diatomeas”, comentaba. Todo ello permite que se utilicen como biondicadores de la calidad del agua y del aire.
“La legislación europea está obligando a todos los países a vigilar la composición química del agua mediante las diatomeas de los ríos”. Ese análisis de calidad se realiza a través de la especie de diatomea que aparece.
“No todas se encuentran en los mismo puntos. Las hay de aguas limpias, ácidas, alcalinas o con determinadas condiciones de nutrientes, así que analizando la composición de la comunidad podemos calcular cuál es el estado ecológico del punto de muestreo”.