La Comandancia General de Ceuta ya existía en el siglo XVIII y, tras el intento de establecer una Capitanía General de las Posesiones de África en 1847, se restableció la Comandancia General de Ceuta en 1851. Por Real Decreto de 22 de marzo de 1893 se dispuso que la Comandancia, junto con las de Melilla, Baleares y Canarias, dependiera directamente del Ministerio de la Guerra.
Durante parte del siglo XVIII, todo el XIX y gran parte del siglo XX, la Comandancia General de Ceuta se encontraba emplazada en la esquina comprendida entre las calles Mendez Núñez y Marina Española y hasta 1922 continuó en funcionamiento en el mismo emplazamiento.
Con la independencia de Marruecos, los Cuerpos de Ejército IX y X se transforman de nuevo en las Comandancias Generales de Ceuta y Melilla y por Decreto de 4 de agosto de 1956 se cesa al último Alto Comisario, el Teniente General Rafael García-Valiño Marcén, y dadas por extinguidas las altas funciones del Alto Comisario de España en la Zona Norte de Marruecos, con la entrega de los Servicios a las Autoridades del Estado Marroquí.
En junio de 1961 se termina la transformación del Regimiento Mixto de Ingenieros nº 7, denominado en esa fecha Regimiento Mixto de Ingenieros de la COMGE para alojar las nuevas instalaciones del Parque, dotándolo de nuevos polvorines en el Obispo, Monte Ingenieros y Renegado. Comenzaron las operaciones de mudanza desde la Plaza de África, donde había permanecido el Parque ininterrumpidamente durante más de dos siglos, al cuartel de Las Heras y el 1 de agosto de 1964 se dio por finalizado el traslado, dejando libre las instalaciones que ocuparía el Mando del Ejército del Norte de África (ENA).
En el primer tanteo valorado de la construcción de un nuevo edificio para alojar la Comandancia General de Ceuta remitido por el Mando del Ejército del Norte de África (ENA) 1964, se barajaron dos ubicaciones distintas; una, en el solar que ocupaba el antiguo Palacio de los Gobernadores y otra , en la parte que ocupaba el Parque de Artillería de la plaza. Hacía la observación el ingeniero, que se debía tener en cuenta el terreno del Parque cedido al INI según el Acta de cesión provisional que fue remitida en octubre del pasado 1963.
Informaba también de varios inconvenientes en la Comandancia, como la dificultad de acceso en la entrada, la imposibilidad de aparcar en el perímetro y la utilización de las calles circundantes. No olvidemos que, hasta la desaparición del ENA en 1967, siempre que nos referimos a la Comandancia General, nos estamos refiriendo a la emplazada en la confluencia, de la calle Mendez Núñez con Marina Española.
La solución propuesta era la demolición total del viejo edificio en lugar de hacerlo parcialmente como estaba inicialmente previsto. De esta forma quedaba libre la totalidad del solar, cuidando especialmente este detalle para que la superficie sobrante “no pierda cualidades para otra utilización o para su enajenación”. El edificio construido para albergar a la Comandancia, sufrió diversos problemas que motivaron la ocupación parcial de la Circunscripción y la Casa Ministerial.
Llega diciembre de1967 y se suprime el Mando del Ejercito del Norte de África y el Mando conjunto de todas la Fuerzas de Tierra, Mar y Aire localizadas en el norte de África que es asumido por los respectivos Comandantes Generales y por las autoridades de la 2ª y 9ª RM. El Comandante General mantiene las funciones de orden público en la ciudad de Ceuta. Esta organización se mantendrá hasta nuestros días, variando la dependencia orgánica de las Comandancias Generales de las diferentes Capitanías/Regiones Militares, Fuerzas Terrestres y actualmente del Mando de Canarias. Las Unidades subordinadas variarán también a lo largo de los años, adaptándose a los diferentes planes de reorganización del Ejército, pero la supresión del Mando del ENA, significó la ocupación de las instalaciones por la Comandancia General.
En octubre de 1983, la Comandancia General, ya en la Plaza de África, emite informe sobre la conveniencia de proyectar un nuevo jardín delante de la fachada principal, por considerar que el actual era muy pequeño para la formación del acto de izado y arriado de la Bandera, dificultad para desembarcar fácilmente los vehículos oficiales, así como de la conveniencia de cambiar el mástil por estimar que tenía poca altura. La petición cursada al Capitán General de la 2ª Región Militar fue autorizada el 22 de agosto de 1983.
El proyecto cuyo presupuesto era de 515.000 pts, tenía un plazo de ejecución estimado de 120 días hábiles contados a partir del mes de octubre y estaba firmado por el Comandante de Ingenieros don José Luis Pérez Díaz.
En el jardín se debía construir un muro de hormigón revestido en su cara exterior de piedra de la cantera del Hacho, para conseguir una imitación de las fortificaciones típicas de la plaza. En su interior contendría un depósito para almacenamiento de agua no potable para riego del jardín, mediante impulsión de una motobomba. Una vez terminado debía instalarse el nuevo mástil con una altura no menor de 9 m de altura y debían ubicarse junto a este, dos cañones de época recuperados.
El 11 de diciembre de 1.964, el Estado Mayor Central se propuso obsequiar a los EEUU de Norteamérica con dos cañones del siglo XVIII para ser instalados en la entrada del Palacio de los Gobernadores en la Ciudad de Santa Fé (Nuevo Méjico), que es el edificio civil más antiguo de los Estados Unidos y de la época de la colonización española. Para conseguir su propósito, se interesó al Tte General Jefe del Ejército del Norte de África si existía alguna pieza de artillería de la época expresada, lo que se traslada a la Comandancia General de Ceuta seis días más tarde, acción de la que se da cuenta al E.M.C. el 22 del mismo mes, y simultáneamente, la Comandancia, en relación con dicha petición, traslada la solicitud al Parque de Artillería de Ceuta y al Regimiento de Artillería nº 30. Pasadas las fiestas navideñas, el Parque contesta ofreciendo los dos tubos de bronce del siglo XVIII con la inscripción «MEFECIT G MEVER HOLMI AB 1797» que habían sido previamente solicitados para el Palacio del Gobernador de Stª Fé (E.E.U.U.). No consta en el Archivo Intermedio del IHCM de Ceuta el proceso final de esta petición, pero según las fotografías actuales de los cañones que se pueden contemplar en la entrada al Cuartel General de la Comandancia General de Ceuta, únicos con esta inscripción, queda meridianamente claro que estos no fueron enviados a la ciudad de Santa Fé en Nuevo Méjico y permanecieron en Ceuta.
El 8 de marzo de 1967, el INI a través de ENTURSA Empresa Nacional de Turismo S.A., solicita al Tte. General Jefe del Ejército del Norte de África para la próxima inauguración del hotel en construcción en la Plaza de África, algunos cañones de época para situarlos en determinados puntos del edificio, que por ocupar parte de murallas le darían cierto carácter en relación a su estructura. El 15 de marzo el Coronel Jefe de EM del Ejército del Norte de África contesta al Sr. Zamora que se había ordenado al Comandante General accidental de Ceuta, que se le facilitaran dos cañones de bronce del siglo XVIII en concepto de préstamo para ser colocados en la muralla, sin que supusiese cesión ni pérdida de derechos del Ejército sobre los mismos, que podrá retirarlos, previo aviso, cuando la superioridad así lo determinase.
Se le ofrecía en el mismo escrito que si su empresa necesitaba cañones para ornamentación en concepto de propiedad, podría establecer contacto con el Parque de Artillería de la Plaza de Ceuta, donde podrían construirse los necesarios imitando a los de fundición, y naturalmente, después de quedar de acuerdo con el precio resultante de los mismos mediante presupuesto redactado por dicho Centro.
El 17 de marzo ENTURSA escribe una carta de agradecimiento aceptando las condiciones. Los dos cañones entregados eran los mismos que se ofrecieron para donar a los EEUU y que, en la fecha de petición de ENTURSA para el hotel La Muralla, aún se encontraban en el Parque de Artillería. ENTURSA los ubicó en la puerta de acceso a los salones, que a partir de ese momento se la conoció como «puerta de los cañones» y se posicionaron horizontalmente tal como se muestra en la fotografía. Esta afirmación se apoya también en la declaración de testigos presenciales, como el actual recepcionista del Parador y el hoy jubilado maître don Miguel Samiñán Calvo.
Varios años después fueron recuperados por la Comandancia General de Ceuta, y en el año 2002, los maestros carpinteros don Antonio Cabrera González y don Juan García López, construyeron para ambos las “cureñas de batalla” siendo montadas estas piezas de origen sueco sobre ellas, en el jardín de la COMGE. Estas cureñas no concuerdan con los que les pudieran corresponder por cronología, ya que son una réplica de la ilustración que se recoge en el Tratado de Artillería, que aunque de la época, normalmente ya iban montados sobre cureñas de batalla mono mástil.
Anteriormente existieron otras cureñas de madera de pino mandadas construir por el Coronel Juste Jefe del Parque de Artillería. Dichas cureñas no aguantaron las inclemencias del tiempo, por lo que tuvieron que ser sustituidas por las actuales en el año 2002. Como recuerdo se grabó una placa conmemorativa de su construcción.
Tras veintitrés años de sufrir las inclemencias del tiempo, las cureñas de madera de iroko necesitaban una profunda restauración y la Comandancia General, la ULOG nº 23 y el Instituto Mediterráneo de Culturas, acuerdan cooperar para devolver a este emblemático lugar su pleno esplendor, restituyendo a las cureñas el aspecto que se merecían.
En el mes de febrero, el Teniente especialista de Armamento, don Antonio Domínguez Liebana, planifica las actuaciones que se deben realizar para dejar las cureñas en perfecto estado, siendo trasladadas a los talleres de la ULOG el día 20, donde después de un detallado y minucioso proceso llevado a cabo por el equipo del Sargento 1º don Julián Campos Mengíbar, fueron restauradas hasta adquirir de nuevo el aspecto que podemos comprobar en las siguientes fotografías.
El viernes día 4 de abril, el equipo de la ULOG procedió al traslado de los dos cañones, quedando ambos artillados en el mismo emplazamiento del adarve y la misma orientación en la que se hallaban antes de proceder a su restauración.
Aunque en un principio se pensó desclavar los tubos, finalmente se pensó que habían sido dados de alta en el sistema de control de inventario y gestión del patrimonio histórico mueble del Ministerio de Defensa y por tanto, no sería conveniente modificar absolutamente nada de lo que ya había sido declarado como bien patrimonial, clavo incluido.
