Operarios de
Tragsa, bajo seguimiento de la
Guardia Civil, han comenzado a desmantelar algunas de las casetas usadas por inmigrantes y que serpenteaban las inmediaciones del
Centro de Estancia Temporal del Jaral así como de la promoción de viviendas de La Colina. Casetas de todo tipo, hechas a base de maderas y plásticos, que se habían convertido en asentamientos a modo de viviendas empleadas no solo para pernoctar sino también para la realización de comidas en su interior.
El riesgo por la generación de incendios, unido a la insalubridad presente por la acumulación de basura de todo tipo e incluso enseres y electrodomésticos, ha dado pie a varios sucesos que han motivado las quejas constantes del vecindario. Las consecuencias son negativas no solo por el daño medioambiental que se produce sino también por el peligro para los propios inmigrantes de producirse un incendio y para los vecinos próximos.
De este entorno se ha procedido ya a la retirada de colchones, de muebles, de restos y piezas, de basura... eliminándose cada una de las decenas de casetas que se han ido levantando por el lugar a la vista de todos. De momento ayer desmantelaron once.
Los inmigrantes aseguran que duermen allí porque han sido expulsados del CETI, mientras que los que cocinan en esta zona apuntan que lo hacen porque se rigen por sus costumbres que chocan con el menú del centro del Jaral.
El hecho es que todo el monte próximo que rodea al centro de acogida se ha convertido en zona ocupada, incumpliéndose cualquier tipo de norma vigente. En anteriores ocasiones se atendieron las quejas y se procedió al desmantelamiento de casetas y chabolas, pero la falta de control permanente de la zona provoca que, pasado el tiempo, vuelvan a levantarse en el mismo lugar.
Hay asentamientos en los que incluso figuran leyendas escritas en su acceso, en alusión a la fecha de la entrada por el vallado o con mensajes alusivos a la inmigración. Es una especie de otro CETI paralelo en medio del monte.