Fueron los portugueses los que, hace ya varios siglos, trajeron hasta Ceuta a la Virgen del Valle. Una talla a la que se le construyó un lugar de oración que hoy se mantiene en la Iglesia que lleva su nombre y que ayer concentró a decenas de fieles para celebrar el día de su titular.
Este templo, que en sus inicios fue una mezquita musulmana, tiene especial relevancia histórica al estarle atribuido el ser el primero en el que se dio misa tras la reconquista de 1415. De ahí que todos los fieles de la Virgen del Valle sientan el orgullo de contribuir con su fe a seguir haciendo grande la vida parroquial. Algo que se ha tomado muy en serio el actual párroco, Cristóbal Flor, que desde que llegó hace cuatro años insiste en la necesidad de que los fieles se tomen en serio la vida cristiana y formen parte de una comunidad repleta de niños y jóvenes que ayer alegraron el patio y los salones parroquiales del templo en los que se celebraron la comida.
Del 6 al 8 de septiembre se llevó a cabo el solemne Triduo y ayer tuvo lugar una ceremonia en la que estuvieron presentes además de los fieles cotidianos, otros que decidieron acercarse para celebrar junto a ellos y orar al lado de la Virgen del Valle en su día.