Voy a tener que dejar de acudir a las ruedas de prensa que ofrece Pacoantonio. Son malas para mi salud. Eso de sacar todos los trapos sucios de las épocas anteriores para realzar el compromiso que ahora se tiene por Ceuta se queda cojo, porque nadie tiene los arrestos para pedir responsabilidades. El ciudadano, o al menos la que suscribe (no sé ustedes), se queda blanco, con cara de estafado sin posibilidades de reclamar. Aquí hubo muchos que fueron testigos del fraude y que lo permitieron, dice el delegado, pero nadie lleva a cabo actuación alguna para traducir esa irresponsabilidad en algún tipo de sanción. Muy al contrario. Si usted o yo cometemos algún tipo de fallo en nuestros trabajos o, sencillamente, miramos hacia otro lado, tendríamos alguna consecuencia negativa. A los que han tenido mando en plaza les ocurre todo lo contrario, se marchan con los galones puestos y además terminan bien colocados en empresas privadas o en puestos que se inventa la administración.
¿Con qué cara se quedan cuando Pacoantonio señala que se tiene que poner veto a un fraude por el futuro de Ceuta? Yo saco mi propia lectura: aquí han desfilado muchos que se han pasado ese futuro por la entrepierna y han cobrado dinero público por garantizarle calenturas a sus propias posaderas. ¿Cómo le ponemos al niño? Empadronamientos que no se han comprobado (¿qué tiene que decir la Ciudad?), marroquíes que se han adueñado de barriadas enteras sin que hubiera un control de las fuerzas de seguridad adecuado (¿pues no era ilegal que durmieran en Ceuta?), casas que se han levantado sumidas en la ilegalidad a la vista de todos (¿acaso no se pedía el voto por barrios recorriendo sus callejuelas y viendo lo que todos?), matrimonios de conveniencia o inscripciones en el registro civil demasiado llamativas... Tantas cosas a las que no se les metía mano y que ahora provocan tal asombro... que termina siendo indignante que todas estas irregularidades terminen reducidas a un discurso político casual. Ahora queremos arreglar todo. Bueno será. Usted y yo seguiremos siendo condenados de alguna forma por nuestra incompetencia. ¿Los otros? Son clase aparte.