Cada vez entiendo menos la pasividad con la que afrontamos los problemas que en realidad nos acechan. Si no díganme ustedes como se pueden digerir las noticias que un día si y otro también aparecen en los medios de comunicación, referentes al colapso del área de maternidad de nuestro centro hospitalario, donde según parece se encuentra en espera de ser atendidas ni mas ni menos que la friolera de treinta y cinco parturientas. De este dato solo podemos sacar una conclusión, o los últimos apagones de luz en nuestra ciudad han influido directamente en este aumento inesperado de la natalidad o esta riada de parturientas procede irremisiblemente del país vecino. Con lo que el asunto ya pasa de castaño oscuro, pues primero además de que no pagan nada, encima impiden el uso del servicio a los que rigurosamente pagamos nuestros impuestos y cotizamos a la seguridad social y segundo viene lo demás, empadronamiento, casa, becas y demás historias, vamos lo que siempre digo, una verdadera invasión silenciosa.
Se dice que tenemos un convenio con el país vecino desde 1979, sobre la reciprocidad de ayuda sanitaria, ¿reciprocidad?, de qué, pues sino que alguien me explique que es lo que estos nos pueden ofrecer en este materia, máxime, cuando son sus subditos los que vienen a ser atendidos aquí. Y que después no vengan con la retahíla de que estaban de paso por nuestro país, pues por todos es sabido que en la mayoría de los casos, las ínclitas andan esperando en la frontera a que llegue el momento, para ser atendidas en nuestro hospital, llegando a exigir en infinidad de ocasiones en ser los primeros atendidos, vamos como para no indignarse.
Volviendo al asunto del convenio, seria cuestión de preguntarle al monarca aluita, el porque se ha gastado cantidades ingentes de dinero en el acondicionamiento de su palacio de veraneo en las inmediaciones de Rincón y no ha hecho lo mismo con el paupérrimo hospital que languidece por falta de medios y recursos en la mencionada ciudad, la respuesta es clara, ¿para qué?, pensará él, si ya hay uno en Ceuta, mejor equipado y que encima no le cuesta un duro, aunque en realidad dudo mucho que me conteste.
Muchas veces y a pesar de la indignación, uno trata de dejar pasar lo evidente con tal de no socavar, la mal llamada convivencia, pues en verdad lo único que se consigue con esta es que los ceutíes acabemos comulgando con ruedas de molino. Y vaya favor que le están haciendo a esta ciudad los dos responsables de las instituciones que nos gobiernan, que aun viendo el abuso, como lo ven, no hacen absolutamente nada
Aun así, este asunto solo es la punta de un iceberg de proporciones descomunales, temas como el de que los bomberos tenga que ir con escolta, coches ardiendo por doquier, apedreamientos policiales, vandalismos en autobuses y un largo etc., son pruebas evidentes de que no es oro todo lo que reluce y que se requiere de respuestas y medidas urgentes, ya, pues de no ser así, entonces que se nos pille medianamente confesados.