Hoy conocemos la presentación de una denuncia en los juzgados para que se investigue la gestión de FEAPS llevada a cabo por quienes antes llevaban las riendas. Que se presenten denuncias de este tipo es bueno, porque sirven para esclarecer las dudas que puedan surgir en torno a la gestión que se haya llevado a cabo en un organismo que depende del dinero que aporta la Ciudad, o sea, el dinero de todos. Si las instituciones tuvieran los mecanismos necesarios para controlar el dinero público que se da a cualquier entidad no habría sucedido la escandalera de historias recientes que nunca quedaron clarificadas. Sí archivadas judicialmente, pero nunca aclaradas con la devolución del dinero mal gestionado. Les hablo por ejemplo del Consejo de la Juventud o de otras entidades de las que se ha cuestionado la forma de administrar el dinero y que han obtenido como única respuesta institucional el típico reproche en forma de endurecimiento de las subvenciones. Nada más.
De la denuncia interpuesta en el juzgado se espera la oportuna clarificación por el bien de la propia entidad, FEAPS, como de las personas que se benefician de la atención que se presta a través de sus trabajadores y voluntarios. Es moralmente necesario, aunque incongruentemente haya que recurrir a las instituciones judiciales para que se inmiscuyan hasta en los ámbitos de la moralidad para que pongan a quienes deben, o no, en vereda. Así funciona el sistema porque nosotros mismos lo hemos querido y no queda otra.
¿Denuncia en los juzgados? Cuando los sistemas políticos o sociales no funcionan es la única manera de tener las garantías mínimas para, sencillamente, poder hablar con dignidad de los psíquicos y de la atención que reciben a través de entidades subvencionadas. La claridad que se obtenga de esta depuración judicial es la clave. De momento, a la espera. Con la presunción de inocencia por delante, pero con la necesidad, también, de buscar las explicaciones debidas.