Desandar el camino para llegar al origen. Y hacerlo además en uno de los escenarios más complicados y con mayor presión social. Así ha tenido que trabajar la UDEV de la Policía Nacional de Ceuta para esclarecer qué había detrás del crimen de Mohamed, el niño de 8 años cuyo cadáver fue encontrado en la mañana del 19 de diciembre en Loma Colmenar, muy cerca de su vivienda familiar.
Se han revisado minutos y minutos de grabaciones de todas las cámaras posibles que fueron objeto de investigación, se visionaron y comprobaron todas las personas que aparecían de una u otra manera en el entorno de este lugar, así hasta dar con el joven C.B., vecino de Los Rosales, a quien detuvieron en la mañana de ayer en la calle, procediendo a su traslado inmediato a la Jefatura Superior de Policía.
El detenido trabajaba en una empresa de la ciudad y fue hace más de cinco años cuando estuvo prestando servicios de limpieza en lo que antiguamente se conocía como Apros, de donde se le despidió por un percance. Ni estaba ya relacionado con esta entidad ni con ningún otro colegio de la ciudad, algo que verificaron ayer fuentes oficiales a este periódico al objeto de acallar las voces que difundían lo contrario pudiendo generar una mayor inquietud ciudadana.
El percance por el que se le echó de esta entidad nada tiene que ver además con asuntos de índole sexual. De hecho sobre este extremo se pide cautela.
La UDEV procedió al arresto de este varón de Ceuta y a su posterior traslado, poco antes de las cinco de la tarde, a su vivienda ubicada en Los Rosales, en donde se llevó a cabo un registro exhaustivo del hogar en presencia de su asistencia letrada y con los mandamientos judiciales oportunos.
Tal y como han confirmado fuentes consultadas por este periódico, en sede policial confesó los hechos pero la Policía tiene que atar todos los cabos, escribir el atestado al detalle para presentarlo en las próximas horas junto al detenido en el juzgado. De la vivienda sacaron varias bolsas con pertenencias en su interior que tendrán que ser analizadas y se presentarán también en sede judicial para su valoración.
Prevalece el secreto de sumario, dictado el mismo 19 de diciembre por el Juzgado de instrucción número 6. Un secreto que debe primar porque la investigación no está cerrada y porque deben atarse todos los cabos en esta historia, confirmar más datos e incluso concretar si el detenido ha podido contar con algún apoyo durante este tiempo en el que ha permanecido en Ceuta haciendo una vida normal.
La Policía debe cerrar las investigaciones en torno a este asunto por si pudieran derivarse nuevos arrestos que de momento no los hay. Se cuenta con la propia confesión del detenido que ha reconocido los hechos, pero se está a la espera de ver qué postura mantendrá en el juzgado. Ese reconocimiento se ha visto forzado ante las pruebas presentadas por la Policía que no han podido ser contrarrestadas por el detenido quien no ha encontrado coartadas para negar lo que se le ha puesto encima de la mesa. Ahora se tiene que ver qué declaración ofrecerá en el juzgado.
Durante todo este tiempo los integrantes de la UDEV han trabajado de forma constante, manteniendo como prioridad esclarecer uno de los crímenes que mayor conmoción social ha generado en la ciudad, sobre todo porque esa crueldad la sufriera un niño de solo 8 años.
A laboratorios de la central de la Policía Nacional en Madrid se han remitido pruebas de todo tipo producto de los análisis llevados a cabo y de los dos exámenes forenses en los que estuvieron presentes dos profesionales médicos. Quedan por concretar los resultados de estas pruebas y los informes de la Policía Científica.
En estas semanas previas a la detención -precisamente hoy se cumple un mes del crimen-, la Policía ha tomado declaraciones, revisado grabaciones, ha hecho comparaciones, ha analizado la situación de determinadas personas y ha valorado a cuantiosos sospechosos.
Esta historia ha dejado además muchos episodios en el camino marcados por falsas acusaciones que han podido enturbiar el desarrollo de la investigación. Por eso se pedía cautela, se pedía que no se dieran por válidas hipótesis, que no se difundieran incluso supuestas comisiones de delitos que no estaban siquiera probados. No ya solo por la alarma social que esto pudiera generar sino también porque podía dar pie a acciones contrarias al buen enfoque que se le estaba dando a la investigación.
A los agentes de la Policía encargados de aclarar este crimen se les marcó como prioridad este caso y han permanecido sin descanso en la ruta de ver lo que había podido ocurrir en ese camino complicado de ir marcha atrás para empezar a comprender qué pasó en la tarde de ese domingo 18 de diciembre cuando la víctima salió de su vivienda para jugar y ya no regresó más.
El pequeño estudiaba en el colegio Severo Ochoa. La Policía contó también con declaraciones a vecinos, familiares y amigos que pudieran haber estado con el niño horas antes de producirse el crimen para formar un croquis adecuado a lo sucedido y alejado de las contaminaciones externas.
La investigación sigue su curso y queda por conocer qué pasará en las próximas horas.
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