Muy buenos días!!!
¿Quién no ha oído hablar alguna vez del coeficiente de inteligencia? ¿Sabías que existen varios tipos de inteligencia? ¿Sabes cuáles son las emociones básicas? ¿Qué es la inteligencia emocional? ¿Qué es la gestión de emociones? Hoy vamos a aprovechar esta sección para dar respuesta a estas preguntas y a otras e introducirnos un poco en el mundo de la Inteligencia Emocional.
¿Te apetece un poquito de teoría? Pues empezamos!!!
Aunque la definición de inteligencia es siempre objeto de polémica y miles de debates, acudiremos al diccionario de la Real Academia Española para ver que como primeras acepciones encontramos: “Capacidad para entender o comprender” o “Capacidad para resolver problemas”.
Resulta obvio que a mayor inteligencia mayor probabilidad de tener éxito, mayor capacidad de adaptación a situaciones nuevas, mejor uso de los datos e información adquirida y otras capacidades…, pero no siempre sucede así!!! No todas las personas catalogadas como muy inteligentes alcanzarán estas expectativas.
Quién no ha tenido un compañero de clase brillante que mientras nosotros intentábamos comprender algún problema… él ya había hecho cuatro o cinco!!! Quién no ha conocido a personas con un expediente académico envidiable, de los que se esperaba una proyección laboral increíble y un éxito constante en su vida… y sin embargo el paso de los años nos ha presentado un completo “desastre de vida”…, todo lo contrario a lo que se esperaba de él.
Entonces… ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que una persona con un coeficiente de inteligencia alto pueda destacar de manera notable en cuanto a rendimiento académico y sin embargo, ese coeficiente no es determinante para su evolución como persona y vida en general?
Esta falta de correspondencia nos deja al descubierto otros tipos de inteligencia.
En 1983 el psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner, propuso una teoría que ampliaba la definición de la inteligencia más allá de las habilidades que se usaban en una prueba de medida de Coeficiente Intelectual.
En su teoría se identificaban ocho inteligencias: Lógica-matemática, Lingüística, Naturalista, Musical, Espacial, Corporal quinestésica, Interpersonal e Intrapersonal.
El profesor Gardner afirmó que es la sociedad occidental la que promueve el desarrollo de las dos primeras (Lógica-matemática y Lingüística).
Posteriores estudios de otros autores fueron cuestionando la visión tradicional del concepto de inteligencia y abriendo el campo de estudio a nuevas perspectivas.
Pero el nacimiento del concepto que hoy nos ocupa, nació en 1995 cuando el doctor en Filosofía, Daniel Goleman, publicó el libro “La Inteligencia Emocional”. En él se presentaba a la inteligencia intrapersonal e interpersonal como las dos aéreas principales de la misma.
Vale, vale, mucha teoría, todo muy bonito…, pero ¿De qué va exactamente esto de la Inteligencia Emocional?
Partiendo de que se asume que las emociones están presentes en todos los momentos de la vida como algo intrínseco a la naturaleza humana, la Inteligencia Emocional se centra en el manejo, en el conocimiento, en la comprensión, en la gestión de dichas emociones (así como la de los demás) para poder identificarlas y modularlas para usar toda esa información en la resolución de problemas en numerosas áreas de la vida.
Existen numerosas emociones y muchas más mezclas (hay estudios que identifican hasta 400 emociones). Aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo con respecto a cuales son las emociones primarias, trataremos como básicas: Ira, Tristeza, Miedo, Alegría, Amor, Sorpresa, Aversión, Vergüenza.
Ven, acércate un poco más que te voy a decir uno de los mayores secretos que hayas escuchado ¿Preparado? ¿Estás seguro? Ok!!!
¿Sabes que realizas el 90% de tus compras desde la emoción y luego las justificas con la razón? ¿Sabes que es eres un 90% emoción y tan sólo un 10% razón?
Si, si!!! Cómo lo oyes!!! 90% emoción y 10% razón!!!
Bueno…, si eres un superdotado puedes llegar hasta el 25% de razón!!! Te confieso que creo que yo no llego ni al 7%!!!
¿En qué te crees que se basan los señores publicistas para que compres los coches, ropa y demás productos que ves en la tele? ¿Te has parado a pensar a qué parte tuya le hablan y dirigen el anuncio? ¿A la razón o a la emoción? ¿Te venden un producto o te venden un estado de felicidad y prosperidad?
Todo un mundo de gestión (y manipulación) de emociones se encierra tras este mundo de la publicidad y el marketing (con todos mis respetos a los señores publicistas y demás personal del sector). Saben que tienes un ser emocional dentro de ti… y lo explotan al máximo!!!
Ahora que ya que sabes cual es tu verdadera naturaleza… ¿te imaginas tener las herramientas para controlar esa parte emocional, ¿te imaginas tener el panel de control para identificar que sientes en cada momento? ¿te imaginas tener los mandos para amplificar y modular tus estados de ánimo? ¿Te imaginas tener las riendas de ese 90%?
Increíble, verdad??!! Pues todo eso y más es lo que te ofrece el trabajar la Inteligencia Emocional.
En esta disciplina (a mí me gusta llamarlo “arte”), podemos encontrar herramientas y dinámicas en las que el propio sujeto puede conseguir ser capaz de reconocer un sentimiento en el preciso instante en el que aparece, con el consiguiente control del mismo.
Una incapacidad de percibir los verdaderos sentimientos nos deja sometidos a un control por parte de ellos. ¿Quién no ha decidido o hablado en un momento de furia o de “calentón”? ¿Habías escuchado el concepto “perder los papeles”? A eso mismo me refiero. ¿Cuál es la parte que domina y predomina en ese momento? ¿La emoción o la razón? Piénsalo por un momento!!!
Trabajar sobre una mayor conciencia de las emociones nos lleva a un mejor manejo de nuestras vidas, a una óptima toma de decisiones. En definitiva, a un “control” de nuestros actos.
Ahí es donde entra en juego la Inteligencia Emocional, formada por las inteligencias interpersonal e intrapersonal, en un adecuado desarrollo de la autoestima, manejo del enfado, automotivación, autoconocimiento, habilidades de comunicación, consideración y respeto con los demás, habilidades para hacer amigos, divertirse y trabajar, empatía, asertividad, etc.
Observando desde esta nueva perspectiva, podemos resaltar el carácter positivo de las emociones y valernos de ellas para complementar nuestro funcionamiento intelectual. Estas emociones son capaces de hacer que el pensamiento sea más inteligente y completo.
Las personas que gozan de inteligencia emocional experimentan poco malestar y un buen estado de ánimo, además de ser eficaces en sus trabajos. Existen numerosos programas de entrenamiento para aumentar este tipo de inteligencia. Algunos de ellos son de aplicación directa y especial para la empresa, donde podemos encontrar que existen gerentes con una inteligencia emocional baja.
Esto es un ejemplo…, tan sólo un ejemplo!!! ¿Quién no ha conocido un “Jefe” con un expediente genial, una o dos carreras universitarias, un par de másters, algún doctorado, que es una calculadora con patas, una enciclopedia andante…. y que tiene a todo el personal de su empresa amargado, no sabe comunicar las órdenes oportunas, tiene serios problemas con las habilidades sociales, estilo de comunicación agresivo, carente de asertividad, poca autoestima, miedos inconscientes y otras muchas lindezas que no repercuten para nada en un buen ambiente de trabajo?
Pero vuelvo a decir, que es tan sólo un ejemplo y quizás muy muy difícil de encontrar…
Pero como dice mi abuela…, todo tiene cura menos la muerte!!! Así es que vamos a preguntarnos por un momento si somos seres emocionalmente inteligentes, si somos inteligentes emocionales, si predomina en nosotros la emoción o la razón, si gestionamos adecuadamente nuestros sentimientos o si somos presa de ellos, si nos conocemos a nosotros mismos, si nos damos el espacio suficiente para ser objetivos con nuestras acciones, si sabemos automotivarnos, si reconocemos las emociones en los demás, si nos relacionamos con facilidad, si nos autocontrolamos, si sabemos enfrentarnos a nuestros miedos, si aprovechamos el cambio para una transformación personal…, en definitiva… si somos PERSONAS!!!
Os dejo pues con estas cuestiones hasta la semana que viene que seguiremos hablando del tema.
pedro.alarcon@live.com
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