Ya ni siquiera nos llevamos las manos a la cabeza. En otros tiempos se marcaban ciertos límites a la hora de diferenciar partidos de instituciones, a la hora de no mezclar chivos con cabras aunque todos fueran del mismo rebaño.
Allá por 2008 el que fuera delegado del Gobierno, Jenaro García Arreciado, se llevó su oportuna multa en plena campaña por enviar a través de Delegación una nota de corte político. Sí fueron torpes pero terminaron cuidando muy mucho cómo aparecían, con quién y en dónde.
Ahora todo esta difuminado, cambiado, alterado… y nadie se escandaliza. Tenemos por ejemplo un alcalde que a su vez es cabeza visible del PP de Ceuta. Así que cuando hace una u otra cosa no sabemos bien de qué pie está cojeando.
La diferencia es clara, como alcalde lo es de todos los ceutíes lo hayamos votado o no pero en el partido solo es el adorado de sus fieles. Esa figura se difumina y no precisamente por accidente, qué va.
Lo mismo ocurre con el PSOE. El partido nos manda este sábado una nota para indicarnos que una delegación del partido acude a un acto electoral en Coruña. Y claro, ves la foto y resulta que 3 de los 4 forman parte de la estructura orgánica de la Delegación del Gobierno, institución que representa a todos los ceutíes hayamos votado o no al PSOE, al PP o a Perico el de los Palotes.
Las formas deben cuidarse siempre, son tan importantes como la imagen que da cada partido. Por eso cuesta entender que los dos de implantación nacional no establezcan muros más férreos y tiendan a confundir al ciudadano de esta manera.
La pérdida de credibilidad de las instituciones empieza a ser efectiva con gestos de este tipo. Ambos, los del famoso bipartidismo, se equivocan, lo saben y no cambian.
Lo dicho, nos estamos acostumbrando a que lo extraño sea norma aceptada por todos sin opción a levantar la voz.
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