Los GRS de la Guardia Civil han llevado a cabo una batida en la zona de las escolleras y Muelle de Poniente
Se ocultan en chabolas de plástico, convertidas en sus habitáculos permanentes. Adultos y menores, conviviendo el día a día con un único objetivo: cruzar al otro lado colándose en los barcos. La Guardia Civil ha detenido a 33 de ellos, 12 menores, en una batida llevada a cabo en el muelle y escolleras.
Pero ni minutos pasaban de la operación cuando, a pie de puerto, otros inmigrantes seguían intentando colarse en los barcos. Eso mientras la Autoridad Portuaria sigue blindando el perímetro haciendo complicado lo que, al final, no lo es.
“Vamos a seguir intentándolo”
“Lo vamos a seguir intentando. Queremos colarnos, no nos graben”, increpa uno de estos jóvenes, rodeado de niños que, con descaro, busca colarse entre los barrotes mientras los operarios blindan precisamente la zona para impedirlo. Parece el juego del gato y el ratón.
La Jefatura Superior, cuyos calabozos están colapsados, han ido admitiendo poco a poco a todos los detenidos, trasladados en pequeños grupos por la Guardia Civil mientras los ya filiados son trasladados a la frontera del Tarajal por la propia Policía.
Un puerto cerrado y una frontera permeable
Es un particular círculo que nunca se cierra. Es el día a día en una zona portuaria en donde las fuerzas de seguridad realizan, de forma aleatoria, un tipo de operaciones que chocan con la permeabilidad de la frontera. Se evita la salida de Ceuta, pero entran con facilidad por la frontera.
“Entrar en el barco es nuestra única forma de salir”, exponen. Todos son magrebíes, con lo cual su marcha a la península de forma regular está más que vetada. En su amplia mayoría reniegan de una estancia en el CETI y optan por dormir en las propias escolleras o en los barracones próximos.