Se llaman Abdelouahab Allali, 24 años; Noureddine Allali, 31; Salih Zahaf, 30 años y Morad Zahmari, de 27. Todos rifeños, todos muy jóvenes y todos con el único objetivo de escapar
de Marruecos para llegar a la Península. Desde la madrugada del jueves están desaparecidos, encarnan el drama
de la inmigración que tantas veces ha salpicado a Ceuta. Las madres de estos jóvenes, sus hermanos, sus padres piden ayuda. El último rastro de ellos se perdió en Bouyafar (Nador), en la madrugada del pasado jueves, cuando los cuatro decidieron abandonar su tierra y escapar en moto de agua rumbo a las costas españolas. Iban en una moto de agua de color azul y blanca. Sus familiares se han puesto en contacto con El Faro de Ceuta aportando las fotografías y carnés de todos ellos para buscar ayuda donde sea. Están desesperados y solo quieren tener noticias de estos jóvenes. Los cuatro se pusieron de acuerdo para partir juntos: amigos, originarios de los mismos puntos, hicieron lo que tantos jóvenes marroquíes, escapar de sus orígenes, arrojarse al mar pensando que tras cruzar el Estrecho encontraron un futuro y una salida a todos sus problemas. No es así, pero el hecho de que algunos lo consigan anima un efecto llamada que busca romper con la desesperación. Y entre los rifeños más aún, dada la presión, la sensación de ahogamiento que persiste entre unos jóvenes que no hallan futuro. Varias oenegés y activistas se han concienciado con esta causa y están intentando que las autoridades se impliquen en la búsqueda de los cuatro jóvenes. Desde que marcharon no se ha recibido llamada alguna, no saben dónde pueden estar y sus familiares temen lo peor. La ruta seguida por este grupo debía haber terminado en las costas españolas desde donde deberían haber llamado para dar alguna confirmación. Pero el silencio es lo único conseguido hasta el momento. Los familiares piden ayuda a todos los que hayan podido saber algo de ellos, temen que se hayan perdido o que hayan sido localizados por algún barco o, simplemente, estén detenidos contra su voluntad. Temen un futuro incierto para estos Abdelouahab, Noureddine, Salih y Morad.