La titular del
Juzgado de Instrucción número 2 de Ceuta ordenó este domingo la entrada en
prisión de la ceutí de 24 años que fue detenida en el puerto por la Guardia Civil con casi 7.000
pastillas de Rivotril y Trankimazin en el vehículo. Se le acusa de delito contra la salud pública y se enfrenta a una petición de cárcel de 4 años y 3 meses, de acuerdo con la calificación inicial del Ministerio Fiscal que presentará en el juicio oral que tendrá que celebrarse en el Juzgado de lo Penal. Tras ser trasladada al Palacio de Justicia, Fiscalía interesó su entrada en prisión provisional a la espera de juicio, medida que acordó el juzgado de guardia.
La joven fue detenida por el Instituto Armado en el puerto, justo después de desembarcar procedente de la Península. Al infundir sospechas entre los agentes, procedieron al registro del turismo, modelo Ford Focus, encontrando en su interior las pastillas escondidas en las vigas delanteras. En total fueron 375 cajas con 5.625 comprimidos de Rivotril así como 7 frascos con 1.348 comprimidos de Trankimazin. Casi siete mil pastillas valoradas en más de 35.600 euros, de acuerdo con las estimaciones que baraja el Instituto Armado. Se sospecha que la joven pretendía destinarlas a la venta o distribución, de ahí su arresto por delito contra la salud pública del que deberá responder en el Juzgado de lo Penal. El destino de estas pastillas es, en su mayoría, Marruecos. De hecho Ceuta se ha convertido en clave en esa pista de introducción de este tipo de sustancias psicotrópicas en el vecino país, siendo pastillas empleadas para la realización de la droga de los pobres, el karkubi. Durante la pandemia y el cierre de fronteras, las pequeñas organizaciones dedicadas al tráfico de drogas usaron los drones para introducir este material.