Ingesa busca implementar nuevas herramientas en el servicio de Urología del Hospital Universitario de Ceuta. Al hilo de ese objetivo, ha licitado un contrato para dotar a la prestación con el instrumental necesario.
El objetivo de su incorporación es mejorar las técnicas diagnósticas y quirúrgicas de la especialidad. La intención final es adquirir e instalar tres tipos de material. Todas ellos son catalogadas por la entidad como “elementos esenciales” en la “práctica urológica moderna”.
El proyecto responde a la necesidad de actualizar os recursos tecnológicos del hospital, una línea de actuación de la institución que ya lleva tiempo en marcha. De hecho, a raíz de ese propósito, se han renovado las tecnologías de diferentes áreas.
La inversión alcanza los 68.340 euros. El lote se divide en varias secciones. La más numerosa la conforma el un paquete de cistoscopios valorado en 27.637 euros. Le sigue el de uretrotomos, que conlleva un monto máximo de 19.597 euros y el de ureteroscopios semirrígidos, que ocupa 21.105 euros del total.
Esta vez la finalidad es garantizar procedimientos “más seguros, rápidos y precisos en el tratamiento de patologías del aparato urinario”, tal y como indican en los pliegos de los documentos publicados.
Cada equipo incluido en la licitación debe cumplir con los estándares técnicos y sanitarios exigidos tanto por la normativa española como la europea. El mismo se compromete a asegurar “la máxima fiabilidad en su uso clínico”.
Los dispositivos, una vez que sean asignados, se emplazarán a la zona quirúrgica del clínico de Loma Colmenar. Serán usados en esas estancias por los profesionales de Urología.
Cada uno de los componentes estará a estrenar, es decir, completamente nuevo y traído de fábrica. No se aceptan de segunda mano o ya utilizados. El adjudicatario se cerciorará de la correcta incorporación de los dispositivos al centro sanitario.
Ello incluye todas las piezas de conexión, fijación y anclaje necesarios, así como la retirada tanto de embalajes como de residuos generados durante el montaje. Las pruebas de funcionamiento se realizarán en presencia de personal técnico del hospital con el propósito de que verifique la plena operatividad del material recibido.
Otra de las obligaciones de la empresa que finalmente se responsabilice de suministras el equipo es la preparación de una formación específica. Dicha enseñanza está dirigida a todos los sanitarios susceptibles a usar el instrumental. La misma tiene que contener en detalle conocimientos sobre su funcionamiento, medidas de seguridad y mantenimiento básico.
Los aparatos a adquirir sirven para distintos fines. Los cistoscopios rígidos son útiles para el diagnóstico y el tratamiento de afecciones del tracto urinario inferior. Permiten detectar tumores tanto en la vejiga como en la uretra.
Son empleados para la identificación infecciones recurrentes, extraer cálculos o tejido anómalo y realizar inyecciones terapéuticas. Su diseño cuenta con ópticas de diversos grados, vainas de trabajo o pinzas de biopsia y agarre, entre otros accesorios.
Los uretrotomos abordan las estenosis uretrales mediante técnicas de cirugía cerrada. Contienen entre sus componentes cuchillas, un recipiente para la esterilización o lentes de alta precisión.
El ureteroscopio semirrígido ayuda a abordar patologías del uréter, como litiasis o tumores mediante procedimientos mínimamente invasivos. Su estructura semirrígida, canal de trabajo amplio y visor oblicuo ofrecen una visión detallada del interior del conducto urinario. Ello facilita una intervención más precisa.
El periodo de garantía mínimo es de dos años a partir de la firma del acta de recepción. Durante ese periodo de tiempo establecido, la compañía a cargo debe cubrir todas las reparaciones, revisiones y sustituciones de piezas.
Su compromiso es, en el caso de hacer un reemplazo, hacer con piezas de la misma calidad que las originales. Si se produce un defecto grave, se procede al cambio por completo del instrumental. El contrato establece como condición desarrollar labores preventivas y controles de seguridad con frecuencia para evitar averías en la medida de lo posible.
El adjudicatario debe actuar ante cualquier incidencia en un plazo máximo de cuarenta y ocho horas laborables. Se espera “una respuesta ágil tanto en la asistencia como en el suministro de repuestos para evitar interrupciones en la actividad asistencial”, señalan.
La adquisición de estos equipos, a juicio de Ingesa, supone “un paso relevante en la modernización del área de Urología”. La conclusión parte del hecho de que, su implementación, facilitará una asistencia más precisa y eficaz con los pacientes. La entidad considera que “fortalece la capacidad diagnóstica y terapéutica de uno de los servicios esenciales de la sanidad pública en la ciudad”.
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