La Dirección Territorial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) de Ceuta ya ha concertado una reunión con la Asociación de Autismo para “realizar un protocolo y recomendaciones a implementar en el Hospital Universitario” después de que dos familias hayan denunciado durante los últimos días el trato recibido por otros tantos pequeños en el clínico de Loma Colmenar, donde tuvieron que soportar horas de espera pese a su trastorno.
Fuentes del departamento que lidera Jesús Lopera han indicado este domingo a El Faro que “desde el momento en que la Dirección supo esos dos casos que han sido consecutivos se ha puesto a trabajar para en el menor tiempo posible implementar un protocolo”, tal y como ha reclamado también Ceuta Ya!.
La primera denuncia la formuló la familia de una niña de 7 años que, con trastorno del espectro autista (TEA) tuvo que esperar “más de dos horas” para ser atendida pese a sus dificultades de comunicación e interacción social, algo que alarmó a la propia doctora que la terminó asistiendo en Urgencias.
“Cinco horas” tuvo que esperar en un pasillo “como a un indigente” un niño de seis años con idéntico perfil en los pasillos del Hospital Universitario a finales de febrero, según ha denunciado su familia a este periódico.
A falta de un programa nacional coordinado, distintas comunidades han ido poniendo en marcha iniciativas para mejorar la atención a la población con autismo. Entre las más sobresaliente figuran programas como el AMI-TEA del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, las iniciativas en Atención Temprana de Andalucía, la tarjeta de atención preferente de la Comunidad Valenciana, el carné AA gallego y canario o acuerdos específicos de colaboración entre asociaciones y fundaciones sanitarias en Euskadi.
Atención acompañada y mínima espera
En Aragón, el proyecto de Atención Sanitaria Acompañada y de Mínima Espera persigue “facilitar el acompañamiento durante la consulta o acto médico de las personas cuya enfermedad y/o patología les impide la comunicación y relación en el marco de la normalidad, si ello es compatible con la asistencia sanitaria y puede contribuir a la colaboración del paciente”.
También tiene como objetivo “minimizar los tiempos de espera previos a las consultas o actos médicos, sean programados o no, a las personas que resulten beneficiarias”. Se dirige a pacientes con trastornos del espectro autista, discapacidad intelectual, Alzheimer y otras demencias graves, enfermedad mental o discapacidad auditiva siempre y cuando requieran acompañamiento de un intérprete de lengua de signos.