Acemsa prevé destinar 9,5 millones de euros a ejecutar el primer tramo de una obra clave para adecuar la red de saneamiento de la ciudad a su crecimiento y necesidades. Los proyectos visibles suelen ser más atractivos, pero el buen funcionamiento de las infraestructuras clave también depende de lo que no luce. El objetivo de la actuación, muy necesaria, es acabar con el mayor punto negro que tiene actualmente el sistema, la estación de bombeo de la Marina y el reducido tamaño de las canalizaciones que llevan las aguas residuales de la ciudad hacia la estación depuradora de Santa Catalina. Su estado obsoleto no solo exige un mantenimiento continuo, sino que deriva en averías frecuentes y vertidos al mar cuando se producen lluvias copiosas, con los consiguientes incumplimientos de la normativa nacional y europea. Fondos europeos se van a usar precisamente para colocar algo más de medio kilómetro de colector de 2 metros de diámetro, transitable y por lo tanto de más fácil limpieza. Una vez que esté colocado desde el Poblado Marinero hasta la zona del puerto pesquero se tendrá que acometer la segunda fase, la que llegará hasta la Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR) de San Amaro, en la que habrá que acometer actuaciones suplementarias. La gestión del ciclo integral del agua exige planificación con las luces largas pensando no solo en las necesidades del presente, sino sobre todo en las que se generarán a medio y largo plazo. De su acertada elección también dependen ahorros inmediatos y directos en agua potable, ya que la que sale de la EDAR se puede utilizar (hasta ahora más bien poco) para riego y otros usos. La ciudadanía debe aportar su colaboración al sistema haciendo un uso responsable del agua como recurso escaso (y caro) que es.