Cabe mencionar que lo de ‘heroicos’ infantes de Marina no es que lo escriba yo, si no que tal y como consta en el escrito que se adjunta del general gobernador del Sáhara, José Héctor Vázquez, este les felicita por su heroico comportamiento.
Sobre la Campaña en el África Occidental Española se ha escrito bastante, donde con frecuencia se cita al Ejército de Tierra, el del Aire, o a la Armada, y algunas otras unidades, pero sobre la brillante actuación de la Infantería de Marina, poco o casi nada, cuando estos valientes infantes de Marina repelieron ataques enemigos y sobre ellos recayó la descarga de miles de toneladas de diversa mercancía, y todo ello pasó por los brazos de estos infantes y de la marinería.
El combate de febrero de 1958
El 8 de febrero de 1958 se hace cargo efectivo del mando de Cabeza de Playa de El Aaiún el entonces comandante de Infantería de Marina, Luis Ocaña Müller, retirándose la 2ª Compañía expedicionaria de Infantería de Marina que estaba al mando del capitán José Iglesias Míguez. En dicha fecha visitaba la Cabeza de Playa y las fuerzas que la guarnecían el general gobernador del Sáhara, José Héctor Vázquez, el cual revistaba a todas las tropas.
En esta Cabeza de Playa eran muy normales las alarmas, unas veces infundadas y otras reales, con ataque del enemigo de fusilería y morteros. En los documentos de estas fuerzas consta que el 9 de febrero de 1958, sobre las 08:45 de la mañana, se activa la alarma al observar los centinelas que en unas dunas cercanas un grupo de nativos se hallaban en actitud sospechosa, aunque no se llegó a ningún enfrentamiento al salir huyendo dichos nativos.
A las 02:00 de la madrugada del 10 de febrero de 1958, la Cabeza de Playa de El Aaiún era atacada por el este y por el norte por varios grupos de unos 10 nativos que, en algunos casos, llegaron hasta las alambradas, entablándose un intenso tiroteo con fuego de morteros de 50 mm por parte del enemigo, impactando algunos proyectiles de mortero sobre el faro.

Las fuerzas de Infantería de Marina repelen el ataque con fuerza, optando el enemigo por salir huyendo, pero sobre las 03:30 de la madrugada, una patrulla de seguridad de la zona Sur comunica haber visto varios grupos enemigos que huían en dirección sur.
Dos horas después, a las 05:30 de la madrugada, de nuevo el enemigo ataca con fuego de morteros sobre el faro y el edificio Sur, ataque que es rechazado por los infantes de Marina. En este combate es herido un cabo y un infante de Marina, con lesiones oculares y quemaduras por las explosiones de granadas de mortero del enemigo.
Ante el insistente fuego del enemigo, especialmente de morteros, se solicita apoyo con fuego naval, dando lugar una vez iniciado éste que el enemigo, al amparo de una vaguada, saliera en rápida desbandada hacia el interior del desierto.
Para hacerse una idea del área que tenía bajo su vigilancia la Infantería de Marina en Cabeza de Playa de El Aaiún, la misma estaba constituida en torno a un perímetro semicircular, apoyado por su lado oeste en el mar, de unos 2 km de profundidad, con diferentes subelementos defensivos y zonas de alambradas para evitar infiltraciones al acceso interior que daba por la parte este. Englobaba diferentes edificios como el Faro, la Comandancia de Marina y otros más, que, a fuerza del esfuerzo de estos infantes de Marina y de Marinería, se seguirían construyendo en adelante.
El Plan de Defensa de la Cabeza de Playa
El 2 de marzo se firma el ‘Plan de Defensa de Cabeza de Playa de El Aaiún’, en el cual se asignan cometidos a las armas colectivas, así como barreras de fuego de mortero, disposición de las armas C/C (lanzacohetes M/20 de 3.5) y del montaje (AA/M55) de 12.70 mm (x 4) sobre camión. También se dictan las medidas de coordinación.
Lo verdaderamente triste es que el esfuerzo, sacrificio y valor que derrocharon aquellos esforzados infantes de Marina a día de hoy sea algo desconocido. Ese esfuerzo que tuvieron que realizar con agua hasta las rodillas en horas que se unían el día con la noche.
Por citar algunos datos del esfuerzo de estos infantes de Marina, para la operación Teide, el material que pasó por los brazos de ellos fue: 280 toneladas de municiones, 500 toneladas de combustible, 300 toneladas de víveres, 195 toneladas de material de ingenieros para las bases de El Aaiún, Villa Bens y Villa Cisneros, así como 300 bidones de 200 litros de agua para los vecinos de Villa Cisneros, más 95 toneladas adicionales de combustible como reserva para el Aeródromo de El Aaiún. Gracias a todo este esfuerzo de los infantes de Marina, la operación Teide llegó felizmente a su final, y además de manera victoriosa.
Afortunadamente no quedó este esfuerzo y sacrificio en el olvido, como así lo hizo patente el capitán del mercante Rio Jallas, que así decía en el radio que envió: “en estos días pasados, cuando se ha colaborado decisivamente al desembarco de material de guerra para nuestra aviación, que transportaba este mercante, felicitamos a las fuerzas de Cabeza de Playa, agradeciendo la eficaz colaboración prestada como símbolo del alto espíritu de esa guarnición, la que sacrificándose en un trabajo extraordinario, en el día y en la noche, hace posible esta clase de operaciones. Después de una larga estancia con vosotros, os decimos adiós, que es un hasta luego. Un fuerte abrazo”.

El 11 de febrero de 1958, ante el ejemplar comportamiento de estos infantes de Marina de Cabeza de Playa, el comandante jefe Luis Ocaña Müller recibía este radiograma: “desde la corbeta Descubierta, saludo a usted y personal de toda la Marina de Cabeza de Playa, enorgulleciéndome de ser vuestro almirante, ante comportamiento seguido en faenas marineras, y combate contra el enemigo”, Pascual Cervera, vicealmirante comandante general de la Base Naval de Canarias.
El trabajo seguía incesante y sin parar, como lo avala el que los infantes de Marina y Marinería, el 12 de febrero de 1958 la 1ª Compañía realizase una salida a las 07:30 por el subsector norte, para asegurar la zona del paso de un convoy procedente de El Aaiún. Además, cada dos días tenían que proteger los convoyes entre Playa de El Aaiún y El Aaiún, y lo más grande fue que nunca estos infantes demostraron cansancio ni fatiga. El 16 de febrero, en horas de la noche, el enemigo ataca con fuego de ametralladoras y granadas de mano las posiciones, y, tras repeler el ataque, el enemigo huye en dirección norte. El 9 de marzo de 1958 recibían esta felicitación: “felicito a esa Base Naval por el alto espíritu de amor al servicio”, ministro de Marina.






