El coronavirus sigue golpeándonos sin miramientos. Día tras día continúan falleciendo personas con toda una historia a sus espaldas y que hacen que, de nuevo, miremos hacia atrás y veamos cómo han podido cambiar nuestras vidas desde hace apenas un año y cómo añoramos que todo fuera como antes, como se le conoce ahora a ‘nuestra vida normal’. En la jornada del domingo otras dos personas, ambas mujeres, fallecieron en el Hospital Universitario dejando un gran vacío a todos sus familiares. Una de las fallecidas fue Luisa Guerrero Ayora, de 74 años, quien después de apenas dos días ingresada en el clínico de Loma Colmenar no pudo hacerle frente a este maldito virus.
Su barrio de toda la vida, la Almadraba, llora su perdida, ya que era una mujer muy querida y que siempre trataba bien a todo aquel que se cruzaba en su camino. Su familia aún no da crédito a lo ocurrido. Siempre la recordarán con una sonrisa. “Nos enseñaste a nadar, a tirar piedras al mar, a jugar libremente; nunca fuimos capaces de ganarte un pulso”, cuentan sus familiares emocionados y sin aún creer esta triste noticia.
“Nos llevabas de excursión, y eso que no éramos pocos”, prosiguen, porque Luisa adoraba a su familia y eso lo demostraba siempre, algo que hacía que todos quisieran estar a su lado. Fue una mujer de familia y muy “de los suyos” que tenía dos hijos y una nieta a los que adoraba. “Los mejores atardeceres eran aquellos en los que nos sentábamos en la puerta de tu casa al fresquito. Todos éramos bienvenidos cuando llegaba la hora de comer, familia, amigos... sin excepciones; eras como una madre para todos”. Su “debilidad” era estar junto a la familia.
El viernes pasado, 19 de marzo, debido al COVID-19 y a un empeoramiento en su estado de salud, Luisa necesitó ser ingresada en el Hospital Universitario. El primer día lo pasó en Observación en la parte dedicada a los pacientes COVID, hasta que la trasladaron a Planta donde desgraciadamente este pasado domingo no pudo aguantar más y fallecía.
Ahora a su familia no le queda otra que seguir adelante, pero siempre con los valores presentes de Luisa que en vida les aportó. El recuerdo de ella siempre seguirá vivo mientras ellos la mantengan en su recuerdo y nunca perderán la sonrisa cada vez que la tengan presente.
La de Luisa ha sido otra vida que el maldito virus se lleva, sin miramiento alguno, mientras su familia piensa en cuándo podrán volverse a rencontrar. “Algún día volveremos a vernos; mientras tanto seguiremos luchando con la fuerza y el valor que nos inculcaste”, rememoran esperando que descanse en paz después de días de lucha incansable contra el coronavirus.