Las Primeras Comuniones están a la vuelta de la esquina, y es sin duda este próximo mes de María, un tiempo privilegiado para acercar aún más a estos pequeños a Jesús a través de su madre.
Qué hermosa misión tienen las catequistas, acompañando a los más jóvenes en el encuentro permanente con Jesucristo, y en el continuo despertar de su fe. Sin embargo, todavía hay quien se pregunta ¿Por qué propagar la devoción a la Virgen María en los niños? ¿Por qué rezar el rosario con ellos? Bastaría recordar a San Antonio de Padua, protector de nuestra ciudad, cuando decía que «el nombre de María es la alegría para el corazón, la miel para los labios y la melodía para el oído de sus devotos». Algunos aún no se han dado cuenta que el buen hijo siempre habla bien de su Madre, y porque la ama propaga su culto a su descendencia. Por eso hay de nuevo fiesta infantil en la parroquia de San José, pues ya lo dijo San Efrén: «La devoción a la Virgen es la llave del paraíso», y posteriormente San Buenaventura: «Los que trabajan en publicar las glorias de María tienen asegurado el cielo». Así es, una fiesta "celestial" ha sido la experiencia celebrativa del rezo del rosario realizada durante los últimos años con los niños en esta iglesia. Para los organizadores del V Rosario Infantil y II Via-Lucis mariano del próximo viernes, este acto contemplativo tiene sin duda una profunda irradiación espiritual que escapa del interior de su comunidad parroquial, impregnando a la propia familia, y trascendiendo con fuerza a su exterior. En estos cuatro años, los niños han sido evangelizados con la experiencia del rosario, pero la alegría de su testimonio, nace de todo aquello que han celebrado, que han vivido en su parroquia, que han transmitido a sus padres y familiares cercanos, transformándose así en agentes pastorales de su propia evangelización.
Las veteranas catequistas de San José, Ana María Galán, Asunción Suárez, Alicia González y Ana Medinilla, saben que los padres son los primeros educadores de sus hijos, son sus principales cómplices en la transmisión de la fe, que cuando es vivida en el interior de la familia tiene un mayor impacto en el fututo espiritual del niño. Este V Rosario infantil, aunque tiene una importante dimensión eclesiástica, está pensado para ser disfrutado en familia, la auténtica piedra angular de la Iglesia, por eso hacen un llamamiento para que los niños acudan, este próximo viernes a la parroquia, acompañados de sus padres y hermanos. Se pretende que este II Via-Lucis mariano sea el punto de partida y la génesis donde potenciar la fe de los niños en el año de la misericordia. Los organizadores quieren que este acto de alabanza a la Virgen María mediante el rezo del rosario, sea de nuevo un medio para que los menores la conozcan con profundidad, y que este conocimiento infantil permita desarrollar el pensamiento de Dios que nace siempre en lo pequeño, en lo sencillo, en lo humilde y concreto, pero que crece inmensurable entorno a la divina belleza de la imagen de la Reina de la Paz.
La lectura de las 14 estaciones del Via-Lucis realizada por los catecúmenos infantiles les ayudará a entender a María como la primera discípula que sigue a Jesús, lo acompaña y lo escucha desde su nacimiento, pasando por la cruz y la resurrección. A través del rezo del rosario, las catequistas quieren acercar aún más a los pequeños a Dios. María siguió a Jesús más que nadie. Ella se fijaba en todo lo que le sucedía a su hijo, lo acompañaba en silencio, y guardaba todo dentro de su corazón. Los niños entenderán sin duda su mensaje principal: «Haced lo que él os diga». Jesús pide expresamente a los niños que reciban a María en sus corazones, que la tengan siempre en sus "mochilas infantiles", acogiéndola entre sus bienes para aprender de ella la permanente disposición interior a la escucha y la constante actitud de humildad y generosidad que la caracterizaron como primera colaboradora de Dios y de la Iglesia de Cristo resucitado. Que Ella, desempeñando su ministerio materno, proteja, eduque y modele a los niños para que Jesús llegue plenamente a ellos en su Primera Comunión. Para los neocatecúmenos, acoger a María en sus corazones es recibir a Jesús, es hacerse discípulo del Nazareno como ella, la primera seguidora; es dejarse persuadir de la verdadera alegría de una Madre. Rezando con la imagen de la Virgen María, los niños volverán a descubrir el compromiso concreto que Cristo espera de ellos, aprenderán a darle el primer lugar en sus vidas, y a orientar hacia él sus pensamientos y acciones. En el Via-Lucis, la imagen de la Reina de la Paz se les entrega para que sea portada por sus tiernos hombros infantiles, para así entrar en la relación más auténtica y personal con Jesús. Con su ejemplo, María les enseñará a poner una mirada de amor sobre ese divino infante que acaricia con su mano. Con su intercesión, ella forjará en los más jóvenes un inquebrantable corazón de discípulo fiel capaz de ponerse a la escucha permanente de su Hijo, ese niño Dios que porta con alegría en sus brazos, revelando con su gracia el auténtico rostro del Padre y la verdadera majestad del Verbo hecho carne.
A lo largo de estas últimas cuatro celebraciones de este rosario, las catequistas de la parroquia de San José han podido comprobar cómo el culto infantil a María, que nació espontáneamente de la fe y del amor filial de los niños a su Madre, se ha convertido en un tradicional elemento intrínseco de su formación cristiana, formando parte integrante de su propia idiosincrasia catecumenal. Mediante este II Via-Lucis infantil, la iglesia de San José celebrará con los niños el cumplimiento del misterio Pascual en su máxima plenitud. Pues ya lo dijo San Fulgencio: «María es la esclava misteriosa por la cual Dios baja a la tierra y los hombres suben al Cielo». Así es, con este sencillo acto de culto a la Virgen, realizado por los más pequeños, los feligreses de San José se enriquecen espiritualmente con la celebración total del triunfo, no sólo de Cristo sino, que al rezar a María, celebran su participación en el misterio pascual del Señor. Este año, en Pentecostés, la Virgen de la Paz, vuelve a reunirse con los más pequeños en la casa del patriarca San José para pedir que el Espíritu Santo se pose sobre sus inocentes cabezas infantiles, les dé la fuerza para acompañar a la Madre en la peregrinación del pueblo de Dios, para interceder y unirse a la misma oración de súplica, para volver a ofrecer todo su corazón a Jesús, como lo hizo ante la cruz, para mostrarle a cada uno de los niños que el culto a su Madre celestial es la expresión más perfecta, sincera y sublime de adoración y sostén de la verdadera fe en Cristo resucitado. Por ello, en este año de la misericordia, el rezo del rosario ayudará a entender a los jóvenes el misterio interior de Dios, y a saber que cuentan con una Madre en el cielo que vela incesantemente por ellos.
Un año más la tradición se repite en la parroquia de San José, con una nueva edición del Rosario infantil, para el próximo viernes 22 de abril. De nuevo el interior de la iglesia será el lugar escogido para llevar a cabo las 14 "Estaciones" del Via-Lucis. Esta fiesta infantil comenzará a las 7 de la tarde, justo después de la clase semanal de catequesis de todos los viernes, en vísperas del rito de la imposición de la cruz de finales de abril, como un tradicional preludio de la primera comunión de los albores de mayo. Al igual que el Via-Crucis de la pasada cuaresma, el recorrido será por los laterales del interior del templo, haciendo las respectivas paradas debajo de los correspondientes iconos y altares. La imagen de la Reina de la Paz será quien presida de nuevo este V Rosario infantil adaptado a Via-Lucis Mariano, portada a hombros por los niños en una pequeña parihuela situada en el altar mayor de donde partirá la procesión. En el centro de la comitiva irá esta preciosa imagen mariana, obra del escultor sevillano Marco Antonio Humanes López. Detrás de la Virgen irán el resto de los niños, acompañados por sus padres y catequistas. En cada Estación habrá una breve lectura del evangelio que recuerda la participación de la Madre de Dios en la vida de Cristo, acompañado por un Ave María, así como una sencilla reflexión del texto evangélico que será leída por cada uno de los niños, terminando cada parada con una canción dedicada a la Virgen. Los niños ilusionados llevan semanas ensayando el acto con sus catequistas.
Que nadie lo olvide, este Via-Lucis infantil vuele a ser una excelente pedagogía de la fe para los más pequeños, un atractivo estímulo devocional para la restauración de un compromiso de amor a la paz y a la vida, una atrevida forma de entender el mundo abierta siempre a la esperanza y permeable a la certeza que ofrece la fe, un desafiante revulsivo en una sociedad como la nuestra, impregnada por un pasado cultural demasiado rico en la alegoría de la muerte, en el llanto, la desesperación, el castigo y el nihilismo. Por tanto, el mensaje de este emotivo rosario infantil de San José es unívoco: nuestras tradiciones cristianas nacen del corazón, crecen con nuestros sentimientos, se propagan con nuestros actos, pero solo se mantienen con nuestra perseverancia. Mayo es el clásico mes de María, de su amor, alegría, humildad y esperanza, pero «quien en esta primavera gris del agnosticismo kantiano, no cuente con los niños sembrando estos valores cristianos, tiene de veras, sus días contados».