Eso es el amor. La sorpresa. Montar hoy un escondrijo y mañana ver que fue un momento inolvidable, la causa tuvo su efecto. Y eso es el día a día. No una tontería, solo saber estar en un sitio y que todo vaya transcurriendo con un ciclo, que será la sorpresa del mañana. Hoy disfrutas de la evidencia de un pasado lleno de emociones y las repercusiones serán las bendiciones de este hoy que estás disfrutando ahora. No es un gerogrifico, es una existencia, un día que es ahora y un después, que está recogido entre interrogantes, tan raras que dirías que son signos ortográficos y no incógnitas de un mañana, que podría ser un después.
Y los vientres van creciendo, igual que los recuerdos y solo quedan las incertidumbres de haber escogido otra cosa. Pero es el camino elegido y aquí estamos en nuestra elevada reacción de un mundo inquieto y que nadie sabe a dónde nos lleva. Aunque el futuro está ahora y mañana, será otro día donde libraremos una batalla, y seremos los héroes de ese silencio que nos da un nuevo día. Una nueva luz, unos nuevos aires y aquí sentado, con un vaso en la mano que me hace hidratar y pensar, esos momentos que solo cada uno sabe lo que ha dicho en esos precisos segundos, donde digo y hago una expresión.
¿Me arrepiento?.
¿Me hago el hombre bueno?.
O quizás camino hacia ese futuro, que será mi mañana y ahora estoy temeroso de ser mi último día.
Que sea lo que Dios quiera, pero con mis hijos por delante, para verle esas caras que serán mi representación en el futuro donde no estaré yo.