El envejecimiento es un fenómeno universal que afecta a todos los seres vivos y que se manifiesta en todos los aparatos y sistemas del organismo a través de una serie de eventos en cascada. Se trata de un fenómeno progresivo e irreversible que se inicia a nivel celular por la suma de factores intrínsecos y extrínsecos que, finalmente, afecta a todas las estructuras y procesos del sistema en conjunto. El proceso es lento, silencioso y progresivo durante mucho tiempo, hasta cierto punto en el que se manifiesta a través de una serie de síntomas y signos que pueden ser medidos en laboratorios, con los ahora denominados marcadores biológicos de envejecimiento.
El envejecimiento es un fenómeno bio-psicosocial que se lleva a cabo a todo lo largo de la vida. Durante el envejecimiento existen cambios moleculares, genéticos, celulares, tisulares, orgánicos, sistémicos, corporales y mentales; este proceso implica una pérdida en la eficiencia a todo nivel, por lo que el aspecto clave en el proceso de envejecimiento es precisamente el de encontrar los factores que se encuentran involucrados en su desencadenamiento y determinar hasta qué punto pueden ser controlados. En biología existe un proceso denominado senescencia, con base en el que se asume que las células normales sólo pueden llevar a cabo un número predeterminado de divisiones antes de morir. La senescencia culmina en la apoptosis, la cual ha sido definida como muerte celular programada. Se piensa que ésta es la base del envejecimiento mediante la cual las células acumulan daños diversos de tipo bioquímico, tóxico, isquémico, radiactivo, etcétera, que afectan su genoma y sus organelos lo que, en consecuencia, altera su capacidad de crecer, diferenciarse y desarrollarse sanamente.
Las teorías del envejecimiento ofrecen explicaciones de las causas y efectos de este proceso, que es similar en los distintos niveles de organización biológica (tisular, celular y molecular) tanto en el hombre como en cualquier otro animal multicelular. Dada la gran complejidad de los cambios que tienen lugar en el envejecimiento, no puede sorprender que se hayan propuesto numerosas teorías para explicar el dónde, el cómo y el porqué de estos cambios entre los que destacan los siguientes: descenso progresivo de los valores máximos de rendimiento fisiológico, disminución del número de células que se encuentran en los epitelios germinales y cambios atróficos o apoptosis de las células diferenciadas, acompañados en el ámbito subcelular por un descenso del número de ribosomas y mitocondrias y una acumulación del pigmento del envejecimiento, la lipofuscina. En la actualidad, se acepta generalmente que el envejecimiento está ligado a la desorganización celular por el estrés oxidativo causado por los radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno (ROS), de acuerdo con las teorías publicadas independientemente por Harman y Gerschman, así como el papel clave del genoma de las mitocondrias de las células diferenciadas como principal diana de las ROS, según la teoría del estrés oxidativo/lesión mitocondrial propuesta por el autor de esta revisión.
Fenómeno universal
En conclusión, el envejecimiento es un fenómeno universal que afecta a todos los seres vivos y que se manifiesta en todos los aparatos y sistemas del organismo a través de una serie de eventos en cascada. Se trata de un fenómeno progresivo e irreversible que se inicia a nivel celular por la suma de factores intrínsecos y extrínsecos que, finalmente, afecta a todas las estructuras y procesos del sistema en conjunto. El proceso es lento, silencioso y progresivo durante mucho tiempo, hasta cierto punto en el que se manifiesta a través de una serie de síntomas y signos que pueden ser medidos en laboratorios, con los denominados marcadores biológicos de envejecimiento. La creación del paradigma del envejecimiento saludable que denominamos Homo longevus requiere de un enfoque preventivo, que incluya el fortalecimiento de la salud bio-psico-social integralmente sin dejar de lado la protección ecológica del planeta. Se debe fomentar la nutrición adecuada, incluyendo hidratación, fibra, nutracéuticos, antioxidantes, vitaminas; el ejercicio aeróbico y de resistencia debe ser un hábito regular, así como el manejo de técnicas efectivas para el descanso y la reducción del estrés físico, mental y emocional. El paradigma del envejecimiento sano no puede ser considerado equivalente a inmortalidad, sobre todo si consideramos que el envejecimiento se caracteriza por una vulnerabilidad creciente y una mayor dificultad para mantener la homeostasis en condiciones de estrés.
A pesar de los avances recientes en biología molecular y genética, los misterios que controlan la vida humana permanecen inciertos. Falta mucho por entender acerca del proceso de envejecimiento o senescencia. Cuanto más vivimos, estamos más expuestos a factores ambientales que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades asociadas con la edad. Actualmente se ve el envejecimiento como uno de los procesos biológicos más complejos que además es multifactorial y conduce a la vulnerabilidad y a la fragilidad creciente, y hasta la fecha, al menos en humanos, no se detiene ni se revierte.