Todavía no ha terminado la pandemia, pero sí parece que su fase más dura. Probablemente dure mucho más tiempo o se quede para siempre, aunque este momento de menor intensidad del virus y en el que se acaricia la vieja normalidad es bueno para hacer un balance de los últimos dos años y reconocer aquellas parcelas de la sociedad en las que se ha funcionado de un modo ejemplar. Es el caso del ámbito educativo, que se puso a prueba con la irrupción del coronavirus y tuvo una respuesta muy digna por parte de la comunidad educativa desde los docentes a los alumnos y las familias. Todos a una por la salud y la seguridad en los centros y en las casas. De hecho, en Ceuta se demostró que cuando hay empeño y coordinación el resultado es óptimo, pues ha sido uno de los lugares donde menores tasas de contagios se han dado. Para lograrlo, se creó un protocolo muy efectivo con turnos, mecanismos de seguridad e higiene e implicación máxima de todas las personas que se veían afectadas por la situación. La punta del iceberg han sido los coordinadores Covid, una figura creada ad hoc por las instituciones sanitarias y educativas a fin de no dejar ningún cabo suelto. Es por ello que la Dirección Provincial de Educación quiso ayer hacer un acto de reconocimiento a estos profesionales que se han desvivido por hacer que todos los colegios ceutíes fueran espacios seguros dentro de sus posibilidades y la implacable situación epidemiológica. Dos años de mascarillas, geles, protocolos, instrucciones, comunicaciones y pendientes de brotes que ahora se ven con cierta lejanía y algo más de tranquilidad aunque todavía hay casos. Para el curso que viene parece que dejará de existir esta figura; y es momento de pensar en la necesidad de un mayor apoyo de enfermería en las aulas.