Guardemos las formas y mantengamos el respeto allá donde estemos. Sepamos tratar a las personas como personas, respetemos circunstancias, lugares y momentos para manejarnos en los contextos sociales que arbitran el lenguaje, los modos y las maneras.
Después de esta perorata impropia del Cañonazo vamos al lío.
Mi amigo Carlos trabaja para la administración murciana; por su despacho pasan multitud de usuarios para reglamentar papeles, pedir información o cualquier otro tipo de consulta. Hace unos días un señor acudió a la oficina y, mientras Carlos realizaba la gestión correspondiente, dicho señor no se dignó a quitarse el palillo de la boca: lo movía con displicencia de un lado para otro, palilleaba entre dientes y no se dignó a deponer su actitud ni un instante pese a las miradas de reojo de mi amigo. Lo que no sé es si hablaba con el mondadientes o se lo quitaba para no dejar tuerto a mi Carlos en una tos o un estornudo furtivo.
Ya tendría su gracejo perder un ojo en estos menesteres. Eso sí, el apalilleador quedaría absuelto y el apalilleado, ciego.
Tan importante como saber ser es saber estar; no me canso de decírselo a los alumnos aunque las cuestiones de urbanidad suenen a conservadoras , retros y carcas.
Comer chicle en clase, zamparse un bocata a escondidas, pintarse las uñas o llamar a la profe "oye chocho" ( en un instituto de Cádiz).
Me contaba el doctor Alberto Fuentes, buen psiquiatra y mejor persona, que algunos pacientes reclamaban una baja sin ser diagnosticados por el facultativo: " Vengo a por la baja" luego siguen los insultos, amenazas y , en algunos casos, gritos destemplados.
Recuerdo que la madre de un alumno me preguntó por una profesora: "La llaman la masa" como si fuera mi compañera harina y agua. No hubiera estado mal que se hubiera aprendido el nombre de pila.
En alguna que otra ocasión me han soltado un " mi amol" al ofrecerme alguna oferta en las compañías telefónicas. Esto se pasa de castaño a oscuro.
El diputado de la Asamblea ceutí, Carlos verdejo, se refirió a Fátima Hamed, también diputada de la asamblea, en los siguientes términos:
"Aunque con los modelitos que trae últimamente... igual también le sirve de disfraz". Y se quedó tan pancho.
Me quedaba estupefacto que en el Barrio de la viña (Cádiz) cuando algunas progenitoras vinieran en batín a preguntar por la marcha académica de sus hijos. El director siempre decía que este centro había sido así pues la relación del instituto con la vecindad era muy cercana.
Hay normas no escritas pues no se puede anotar todo; nos pasaríamos la vida anotando.
El uso del tú y el usted, la vestimenta, la capacidad de dirigirse a alguien: no es lo mismo dos amigos, dos colegas que estar con cualquier otra persona a la que no te une ningún vínculo familiar o afectivo.
No digo recuperar esa asignatura de buenos modales, reivindico que seamos conocedores de las "normas de circulación que también existen en el trato".
Para terminar este cañonazo traeré a colación lo que tuve que oír de una madre en una visita de tutoría: "Yo sé que mi hija es subnormal y quiero que estudie al menos pa maestra. Mi contestación me salió del alma: "Señora, yo tan mal no la veo".
A ver si Hugo Chaves lee el articulo y mide sus palabras. No sería mala idea.