Visto para sentencia un juicio en el que se acusa a un holandés de intentar embarcar en un ferry desde Ceuta con destino a
Algeciras ocultando algo más de
40 kilos de hachís. El acusado, originario de los Países Bajos, se enfrenta a la pena de 3 años y 10 meses de
prisión y multa de 337.662,60 euros con 180 días de responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago. Además, el
Ministerio Fiscal solicitó la expulsión del territorio español durante un periodo de 10 años, una vez cumpla las dos terceras parte de la condena.
La Defensa, por su parte, pidió la libre absolución de su representado.
Declaraciones ofrecidas
Los agentes de la
Guardia Civil que testificaron y que estaban prestando servicio de reconocimiento de los vehículos que embarcaban con destino Algeciras indicaron que el can detector de estupefacientes marcó la posibilidad de existencia de dicha sustancia en el interior y ante tal circunstancia
se procedió a efectuar un exhaustivo reconocimiento del turismo localizando la droga.
Una vez que se efectuó el desmantelamiento de los distintos lugares de ocultación se intervinieron 40.026 gramos de resina de hachís en el interior de dobles fondos practicados en la defensa trasera, hueco natural bajo el asiento trasero e interior del conducto del aire del salpicadero.
Una versión que el acusado no rechazó pero que tampoco admitió. Por una parte, se negó a contestar cualquier pregunta realizada por el Ministerio Fiscal y de su abogado solo respondió que estuvo en
Marruecos de vacaciones cuando sufrió una avería en su coche. Ahí es donde marca el origen del conflicto.
Señaló que un hombre le dijo “ser mecánico” y le dejó su vehículo durante una semana para que “arreglara la avería”. Por ese motivo no tenía conocimiento alguno de que su vehículo tuviera droga y se dio cuenta una vez fue detectada por los agentes de la Guardia Civil que prestan sus servicios en el embarque de vehículos de la estación marítima.
En su derecho a la última palabra, el acusado señaló: “No sabía absolutamente nada de la droga, ni la puse ahí, ni tenía intención alguna de querer cruzarla para su posterior venta”. Toda su declaración fue efectuada con ayuda de un interprete en inglés.
Una vez finalizadas las declaraciones, el magistrado señaló que el juicio quedaba visto para sentencia.