La historia del manto de la Virgen de África, patrona de nuestra ciudad

Con la desaparición de las Intervenciones, con la independencia de Marruecos en agosto de 1956, se optó por utilizar el montante de la caja de reserva, fondos de emergencia para casos imprevistos que poseía dicha organización, para encargar un manto para la Virgen de África, Patrona y Especial Protectora de la Ciudad de Ceuta. Dicho encargo fue realizado en Sevilla por los miembros jóvenes de la Oficina de Asuntos Indígenas entre los que se encontraban José Uxó Palasí y Francisco Barceló Sicilia. El trabajo se encargó al taller del Convento de monjas de Santa Isabel, hoy ya tristemente desaparecido, al cesar en sus labores de dirección Sor Sagrado Corazón alma mater del mismo. El manto, con unas dimensiones de 4,00 mts por 3,90 mts, tiene un soporte de tisú de seda blanco isabelino, sobre el que se distribuye un diseño muy particular de bordados en oro, sedas y pedrería.

Este, posee un marcado estilo renacentista en el trazado y en los bordados que conforman la orla perimetral en la que, enlazados con grecas y orlas vegetales, se combinan diversos tipos tanto de hilos como de técnicas de ejecución, tales como realce, matices, hojilla, ladrillos, tacos, medias ondas, todos ellos entrelazados con gusto exquisito. Dicha orla enmarcada con una doble cenefa igualmente bordada, incorpora desde la cabecera hasta la cola, las insignias de las cuatro armas del ejército español, encabezadas en su frontal por las de Caballería e Infantería y distribuyéndose por sus flancos las de Artillería por su derecha e Ingenieros por la izquierda. Se complementa también con otras insignias tales como las de Comercio, Ingenieros Industriales, Cuerpos Jurídicos del Ejército y Filosofía y Letras cuyas representaciones estuvieron presentes en los trabajos encomendados a las Intervenciones en la Zona del Protectorado español.

Encargo: Dicho encargo fue realizado en Sevilla por los miembros jóvenes de la Oficina de Asuntos Indígenas entre los que se encontraban José Uxó Palasí y Francisco Barceló Sicilia

Puede llamar la atención el que dentro de un encargo sufragado íntegramente por un organismo relacionado con el ejército, se encuentren representadas otras profesiones civiles tales como las de ingenieros industriales, abogados o Filosofía y Letras. En su centro, bordado en oro, sedas y pedrería se erige el emblema de la Oficina de la Delegación de Asuntos Indígenas. En él, sobre una medialuna que soporta una gran estrella de cinco puntas, denominada Anillo de Salomón, que sustituye a la de seis puntas existente en símbolos, banderas y monedas de la zona, sobre todo en el Protectorado francés, hasta la conversión en Reino de Marruecos con Mohamed V, se incluye el escudo de España, que forma pues, parte indisoluble de ese conjunto, que como puede observarse se orla perimetralmente, para señalarse como unidad en sí mismo. La estrella de cinco puntas, de un significado muy extenso y seguramente de origen mesopotámico, tiene como base una media Luna, símbolo preferentemente musulmán, muy usado en la zona, o también pudiera ser en este caso y tratándose de un diseño para una virgen cristiana, un recordatorio al pasaje del Apocalipsis 12:1 “Y una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida de sol, con una media luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”.

El diseño general del manto es sencillo, elegante y único en el mundo al no conocerse atuendo sagrado de Virgen en la que se alternen caracteres de religiones distintas y caracteres árabes, significando provincias, ciudades y pueblos, emblemas militares y civiles, y manteniendo en su centro un anagrama compuesto por elementos, cristianos y musulmanes. Es pues un diseño, en el que se respetan a la vez que se integran elementos muy dispares de culturas y religiones distintas, en un singular regalo para una Virgen cristiana. Las estrellas de seis y cinco puntas, Gran Sello de Salomón y “pentalfa” o “Pentagrama de DaHir”, de 1915 son símbolos muy usados desde tiempos antiguos por las religiones monoteístas. La de cinco puntas, con un significado muy diverso, matemático, exotérico, artístico, religioso etc., se adopta para la inclusión en el diseño de este manto, en señal de respeto la representación religiosa de la mayoría de la población existente en la zona del Protectorado. Se refuerza dicha relación con la nomenclatura de las zonas y situación de las oficinas en caracteres de escritura árabe. Así pues, se incorpora en el motivo central formando parte del emblema de la Oficina de Asuntos Indígenas, y también significando el lugar de las provincias, ciudades y kábilas. En 1935, el servicio de Intervenciones dividió el territorio en cinco zonas: Yebala, Lucus, Gomara, Rif y Kert. Esta división se mantuvo hasta el final del Protectorado.

Emblema: En su centro, bordado en oro, sedas y pedrería se erige el emblema de la Oficina de la Delegación de Asuntos Indígenas

La organización administrativa dependía de los interventores, que a su vez estaban dirigidos por la Delegación de Asuntos Indígenas, existían interventores territoriales, comarcales y locales ya que cada región estaba compuesta por cabilas y cada una de ellas precisaba propio interventor. Cinco grandes estrellas distribuidas alrededor del escudo de la Delegación de Asuntos Indígenas representan estas cinco divisiones territoriales a las que a su vez se unían, a su alrededor, otras de menor tamaño, correspondientes a cada zona, significando el lugar de la Oficina de la Intervención y otras más pequeñas de ciudades menores, tribus o kábilas. El manto se remata con orillo de encaje en oro en el total de su perímetro. En definitiva, nuestra Patrona cuenta en su ajuar con una joya inigualable, única en el mundo no solo por su valor material sino por su valor histórico y multicultural.