Una salida de pesca en kayak convertida en una difícil misión de rescate en uno de los acantilados del Hacho. Este es el relato de cómo la colaboración de J.M.G.B., del Grupo Regulares número 54 de Ceuta, fue clave a la hora de asistir al joven que se precipitó al mar este jueves y que permanece en el Hospital Universitario a la espera de recibir el alta, con lesiones en una pierna.
“¡Ayuda!”, “¡socorro!”. Dos palabras que apenas pudo escuchar del débil herido pero que lo activaron inmediatamente. “Mi impulso fue actuar lo más rápido posible, intentar averiguar qué había ocurrido para poder mandar la información al 112 y que pudieran actuar de la manera más correcta”, comenta este soldado.
“Nos acercamos a ver qué era lo que ocurría y nos encontramos al chaval tirado diciendo que no se podía mover y que necesitaba ayuda”, relata sobre lo ocurrido cerca de las nueve de la mañana mientras estaba junto a un amigo en una de sus salidas habituales de pesca en kayak.
Tras una breve conversación para saber cómo se encontraba la víctima y qué era lo que había ocurrido, lo siguiente fue la llamada al 112 para notificar y pedir ayuda inmediata. En esa comunicación también explicó que la mejor manera de acceder al lugar era con la goma de la Guardia Civil porque por la parte de arriba era muy complicado.
“Estuvimos esperando y llegó la Guardia Civil, le dimos la información sobre lo que había ocurrido”. Cuenta que en principio intentaron acceder con una lancha, pero fue imposible debido al tamaño de la embarcación, “por lo que uno de los dos agentes se tiró al agua y fue hasta las piedras”.
El miembro de Regulares también se acercó con el kayak, logró acceder al lugar donde estaba el joven y se puso a la orden para ayudar en lo que fuera necesario para agilizar el rescate. “El agente al ver que no se podía mover y que no podíamos transportarlo por la zona que era muy complicada, llamó a otra lancha para que se viniera con la camilla”.
Acto seguido y ya con la camilla en el lugar, “los agentes y yo lo cogimos como pudimos, lo colocamos en la camilla y lo transportamos entre las rocas hasta la goma de la Guardia Civil”.
Agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y los GEAS fueron comisionados de urgencia a la zona. Pero finalmente el rescate lo efectuaron los del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas de la Benemérita porque, como ha relatado J.M.G.B., la embarcación del Marítimo, por sus características, no pudo llegar hasta el lugar donde se encontraba el precipitado.
El soldado Regular no sabe cómo se encuentra el joven que ayudó a rescatar. Dice que ha preguntado varias veces pero que no ha podido obtener información sobre su estado de salud actual. “Estaba malherido, no se podía mover, no podía respirar bien”, recuerda.
Desde el Hospital Universitario informan que la víctima a pesar de las policontusiones, está bien y se le inmovilizará la pierna izquierda hasta la rodilla.
“Hubiera sido muy difícil que otra persona lo hubiera identificado porque en la zona donde cayó es imposible el acceso a través de tierra”. J.M.G.B. cree que si él y su amigo no hubiesen visto a la víctima, el desenlace pudo haber sido peor. Una casualidad que jugó a favor de la víctima y evitó una desgracia con consecuencias irreversibles.
Ahora lo que queda es satisfacción. “Me siento alegre de haber podido ayudar a que una persona se pudiera salvar”, dice el soldado.
Una primera experiencia de esta naturaleza pero que le permitió aplicar lo aprendido en el Grupo Regulares número 54 de Ceuta. “En el Ejército te enseñan a saber actuar en diversas situaciones de riesgo”, recalca.