Llegan las elecciones y aparecen los artistas de las promesas y embustes, meros encantadores de serpientes que aprovechan cualquier balcón para dirigirse a la calle.
Pero sucede que cada vez hay menos calle y menos auditorio que dedique su tiempo a siquiera analizar lo prometido.
En esta campaña de las europeas en la que cuatro fieles forzados siguen a los candidatos para repartir el voto, nos visitan personajillos entregados a la más absurda oratoria.
Ayer el PP nos trajo a uno de sus históricos, Rafael Hernando, para prometer que pelearán por conseguir una rebaja en las tarifas máximas de la línea marítima de interés público. De paso se acordó de la mujer de Pedro Sánchez, del caso Koldo, de Marruecos, del Sáhara, Ceuta y Melilla.
Una mezcla de opiniones, rebufos y artes faltosas para cumplir el papel encomendado de llenar la agenda electoral de aquí al 9J.
El PP no tenía otro a quien pasear que terminó eligiendo al gamberro de la clase para ofrecer una rueda de prensa en la que decir todo para decir nada.
Siguen los populares buscando la cuadratura del círculo para conseguir una atracción turística que no solo depende del precio de ese trayecto, sino también de los proyectos que se tengan y de hasta dónde somos capaces de ver.
Tenemos al lado un país como Marruecos con un turismo directo que choca con una frontera bloqueada, no existe en cambio ni un solo plan para trabajar en el aperturismo del Tarajal ni tampoco hay interés por fomentar este tipo de tránsito por los erróneos y retrógrados pensamientos de quienes mezclan falsedades con banderas e ideas propias de asustaviejas.
Pero de esto no habla el PP, no sea que se le termine el chollo del argumento que llevan explotando toda su vida.