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“Hoy se cumplen diez años desde que estuvieron en Ceuta el rey D. Juan Carlos I y la reina Dª. Sofía
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La anterior visita real a nuestra ciudad había tenido lugar en 1927”
Hoy se cumplen diez años desde que estuvieron en Ceuta el rey D. Juan Carlos I y la reina Dª Sofía. La anterior visita real a nuestra ciudad había tenido lugar en 1927, es decir, ochenta años atrás, cuando D. Alfonso XIII y Dª Victoria Eugenia inauguraron el Palacio Municipal.
La visita real había sido una aspiración de los ceutíes desde que, en 1975, se restableció la monarquía española en la persona de D. Juan Carlos, tras el fallecimiento de Franco. Los ceutíes insistíamos una y otra vez, pero pasaban los años y nada se lograba. Me consta que en cierta ocasión fue el propio Rey quien manifestó que su deseo era venir, pero “es que no me dejan”. Sin duda, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se estaba tratando de evitar cualquier conflicto con Marruecos, temiendo que la reacción en el vecino país alcanzase una dimensión muy elevada ante la posibilidad de una visita de los Reyes a Ceuta y a Melilla. Pero, por fin, esa visita se produjo, siendo Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero –algo bueno hizo- y las protestas marroquíes no pasaron de un bajo nivel.
Aquel 5 de noviembre de 2007 fue una jornada verdaderamente inolvidable. Ceuta entera respondió con alegría y patriotismo, con la conciencia de que se estaba viviendo una jornada que pasaría a la historia local. Nuestra ciudad, emocionada, dio un magnífico ejemplo de agradecimiento y, a la vez, de amor por España, con todo el trayecto desde el helipuerto hasta el ahora llamado Palacio Autonómico (denominación que no me gusta) cubierto totalmente con la bandera de España, e igualmente los balcones, así como con decenas de miles de ceutíes ondeándola al paso de la comitiva y cuando asomaron al balcón, y también cuando se desplazaron para inaugurar el Parque Juan Carlos I. Sí, aquel día Ceuta fue noble, leal y fidelísima, demostrando, una vez más, la verdad de las palabras que ornan su escudo.
El 7 de noviembre de 2007, dos días después de la visita real, Antonio Burgos publicó en ABC un precioso artículo al que puso por título “Yo quiero ser caballa”. Más no se puede decir en menos palabras. Maravillado, según reconocía, por la recepción que el pueblo de Ceuta había dado a los Reyes, indicaba, en síntesis, que Ceuta y Melilla –a las que calificaba como “la España más España”- eran las únicas ciudades en las que se podía sacar tranquila y orgullosamente la bandera nacional sin que te llamen facha, y que, visto lo visto, pondría la capital de España los meses pares en Ceuta y los impares en Melilla.
En lo del denuesto a quienes sacan la bandera acertó de lleno. En estos días, por ejemplo, estamos viendo como los de siempre -y algunos más- no se cansan de llamar fachas a los centenares de miles de personas que la ondeaban, haciendo gala de patriotismo, en las magnas manifestaciones de catalanes, y por eso mismo españoles y europeos, que se decidieron a romper su silencio de una vez en Barcelona.
Creo que para la buena gente de Ceuta no cabe mayor elogio que el hecho de que alguien no nacido aquí manifieste su deseo de ser caballa Y más cuando quien lo dice es todo un maestro indiscutible en el nada fácil arte de redactar artículos de prensa. Precisamente Antonio Burgos ha sido quien, en el ABC, se ha referido hace unos días a la colaboración que publiqué en este diario el pasado domingo, titulada “El desatino español”. Le agradecí por correo electrónico tal deferencia, y me ha contestado calificando de genialidad mi idea de intercalar una “a” en la definición joseantoniana de España, con el resultado de convertirla en “unidad de desatino en lo universal”. Para genialidades, las que él suele hacer en los “recuadros” que publica en ABC.
En la tarea de escribir artículos de prensa, no soy más que un alumno de primer curso y él un eximio catedrático, por más señas sevillano ejerciente, galardonado con todos los premios que se otorgan a quienes dedican su actividad a tan noble y, a veces, complicada tarea periodística.
Ya solo queda aguardar la visita de nuestro rey Felipe VI. Confío en que no haya que esperar hasta el año 2087 para volver a tener en nuestra ciudad a un monarca español. Cuanto antes venga, pues mejor. Y si hoy no me he dedicado a hablar de Cataluña, ello no significa que haya dejado de preocuparme. Me preocupa mucho más ahora que antes.