Si se ofrece una comparecencia oficial para hablar del asunto que ha terminado por ser apertura de todos los medios de comunicación locales y nacionales -la devolución de menores a Marruecos- es para ofrecer una valoración ordenada y seria de todo lo que esto ha supuesto. Pero lejos de eso, quizá porque hay demasiado nerviosismo, la rueda de prensa ofrecida ayer por Juan Vivas y Mabel Deu sirvió para todo lo contrario. Y eso no es bueno. Mejor no correr para comparecer, mejor callar a tiempo para que cuando uno se pone ante los micrófonos decir lo que se deba y como se deba.
A estas alturas todavía desconocemos oficialmente qué orden judicial motivó el cese de las devoluciones. Y la desconocemos porque resulta que no la hay, al menos como auto firmado expresamente para tal fin por su señoría. Lo que hay es una interpretación prudente en torno a un dictamen específico sobre 9 niños, lo que llevó a la Ciudad a detener los traslados para evitar que la bola fuera a más, dada la presión ejercida desde muchos frentes: los esperados y los que no, los de fuera de la Casa y los de dentro. Si la Ciudad estaba tan segura de que las cosas se hacían bien, que estaban tan coordinados con Interior y Delegación del Gobierno, debía haberse mantenido firme, ya que de nada vale implorar hasta el hartazgo el interés supremo del menor cuando te eriges en juez sin serlo y paralizas todo un procedimiento consensuado con Marruecos porque consideras que es lo prudente, aunque nadie te haya cantado las cuarenta, todavía.
Uno puede estar de acuerdo o no con las devoluciones de esos menores, con la manera en que se ha gestionado todo, pero si se es consecuente con el operativo desplegado el único motivo para pararlo es porque una autoridad superior, es decir un juez, te ordena que lo hagas. Y eso no ha existido, a pesar de que se nos dijo que sí para, después, matizar ese sí.
Estas son las cosas de patio de colegio que no cuadran con una manera seria de afrontar un problema tan grave como el que afecta a los menores. Si así se aborda un asunto de envergadura, cómo se harán otros asuntos de menor peso.
Si en algo todos estamos de acuerdo es en que en Ceuta tenemos un problema con los más de 700 niños que entraron en mayo, un problema en el que la insolidaridad ha pesado porque nadie ha colaborado dejando espacios dignos para atenderlos o coordinando traslados urgentes a la Península. Sabiendo que hay que resolver este problema, hay formas de hacerlo sin que luego el autor/coordinador de la idea se tenga que flagelar. Serio, al menos, no lo es.
Demagogia pura y dura , si tanta pena te dan llévate unos cuantos menores a casa , pero no son de 5 o siete años como la gente piensa cuando tienen la imagen de un menor , son chavales de entre 15 y 17 , y altamente peligrosos porque la mayoria tienen indiferencia a las leyes porque no tienen nada que perder ,ni educación, ni apego familiar, solo piensan en vivir la vida como ven en la tele y lo demás les da igual.