El Ministerio del Interior aspiraba a terminar este pasado abril el proyecto de colocación de las 27 esclusas del vallado que separa Ceuta de Marruecos. La puntilla a un proyecto que bajo el sello del ministro Fernando Grande-Marlaska iba a suponer el fin del blindaje de los más de 8 kilómetros que componen el perímetro.
Hoy, cuatro meses después, la obra no solo no ha sido entregada sino que además se producen fallos e incluso hay zonas que presentan síntomas de degradación por falta de empleo como es el caso de los cerrojos ya oxidados.
Los millones gastados en blindar esa valla son incontables hasta el punto de haberse transformado en el reflejo de un gran negocio. La retirada de las concertinas dejó paso a la colocación de recursos como los peines invertidos, los tubos, las mallas antitrepa y las esclusas que ni siquiera están operativas.
Las pruebas realizadas para facilitar su conexión resultan fallidas además de que la obra de envergadura desarrollada ha causado daños colaterales en esa suerte de Gran Hermano con decenas de cámaras controladas desde la Central de Operaciones cuyo rendimiento no es el mismo, al igual que ocurre con los sensores. Las denuncias realizadas por las asociaciones de la Guardia Civil no han tenido respuesta por parte de Interior.
Las esclusas fueron preparadas para funcionar con un sistema operativo similar al de las puertas de los garajes, creando zonas cerradas y controladas en el caso de producirse entradas masivas. Ese funcionamiento incluido en la última fase de impermeabilización no funciona ni siquiera a pesar del anuncio hecho en Ceuta durante la visita del secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez.
Esos elementos iban a completar el gasto de casi 50 millones dejado en valla y frontera con el que el Gobierno de la Nación publicitó un blindaje de vallas que se convierte sorpresivamente en permeable cuando desde Marruecos cruzan grupos de determinadas nacionalidades como yemeníes, sirios, tunecinos o egipcios cuyo cruce a nado o bordeando el vallado nunca es detectado por los agentes marroquíes encomendados a la custodia de su zona perimetral y fronteriza.
Nada es casual en una línea erigida en la frontera sur de Europa que ha quedado transformada en un pozo sin fondo custodiado por un puñado de guardias.
Millones de euros para quitar las concertinas y las aprovecha Marruecos ! De risa!
….hasta dice el artículo que Los cerrojos están oxidados !
Un buen muro alto, seguro que no se deteriora ni se oxida ni se pincha nadie.
más barato y seguro!
Protección a nuestras fuerzas de seguridad del estado.
Y nuestra frontera inteligente que no se olvide!
El análisis debe de ser mucho más profundo. ¿ Quién está detrás de todas esas obras? Los que vienen a saltar la valla ya no lo hacen en grupo. Primero hay un acercamiento durante la primera noche (800-900 mts del vallado) antes de que vuelva a anochecer, se produce un avance ( menos vigilancia por parte de marruecos, más relajación e incluso algo de colaboración). Después, tiene esa segunda noche para intentarlo. Al fallar los sistemas, son detectados muy tarde. Unido al poco personal, la violencia empleada y el poco apoyo que reciben del ministerio, el objetivo está medio conseguido. Me vais a bautizar: concertinas, cañones de agua, los antiguos botes de humo y por supuesto, mayor colaboración del otro lado. Actúan cuando quieren
5 millones de € gastados en peines y exclusas inútiles, y los Guardias con vehículos chatarra y sin reposición de vestuario.