La oferta formativa
universitaria en Ceuta y Melilla debería ser “ampliada” y “adaptada” a las necesidades y oportunidades que ofrecen ambas ciudades. Además, convendría “establecer cauces comunicativos previos a la incorporación del alumnado” a esa etapa para que conozca cómo y dónde puede optar a los estudios universitarios que realmente desea y qué oportunidades económicas tiene para ello “como un aliciente para que no tengan que cursar una formación universitaria en su lugar de residencia por temor a tener que abandonarla”. Esas son algunas conclusiones del estudio ‘Análisis Motivacional del Alumnado Universitario Transfronterizo de Ceuta y Melilla’ que Lionel Sánchez, Sergio Escalante y Asunción Martínez acaban de publicar en la Revista Complutense de
Educación. La investigación empleó un diseño descriptivo y exploratorio de carácter transversal y la muestra final estuvo compuesta por 292 estudiantes de los Grados de Educación Primaria, Educación Infantil, Educación Social, Educación Primaria y Actividad Física y del Deporte, Administración de Empresas, Administración y Dirección de Empresas y Derecho, Relaciones Laborales, Ingeniería Informática, Enfermería y Fisioterapia que ofrece la UGR en las dos ciudades autónomas. El objetivo de partida era “analizar la motivación en relación a la religión y la titulación” del alumnado de Ceuta y Melilla. Los resultados apuntan que el alumnado cristiano cuenta con valores medios de motivación intrínseca superiores a los del musulmán. El del Grado de Administración y Dirección de Empresas es el que obtiene valores más bajos (este hecho se relaciona con “el escaso mercado empresarial de ambas ciudades”) y el de Educación Infantil, el que se encuentra más motivado, algo que se liga por parte de los autores con “el carácter vocacional de la titulación”. “Los resultados bajos en motivación en el alumnado del grado en Administración y Dirección de Empresas contrastan con los que 2012 concluían que las titulaciones más demandadas son Derecho, Enfermería, Magisterio, Ingeniería informática, Medicina, Psicología y Dirección de Empresas. Esto puede deberse”, consideran los investigadores, “a la limitada oferta formativa universitaria en Ceuta y Melilla, por lo que el alumnado universitario opta por cursar estas titulaciones no por elección sino por no abandonar su lugar de residencia”.
Mayoría femenina
“Hay que destacar que la población es mayoritariamente femenina [dos tercios de la muestra utilizada en la investigación] y cristiana, contando esta última con niveles medios de motivación intrínseca superior a la musulmana”, indican las conclusiones del trabajo, que recogen que “esto puede deberse a las diferencias culturales establecidas entre las diferentes religiones”. En cuanto a la relación entre las dimensiones, existe una relación negativa “significativa” entre la motivación intrínseca y la amotivación, por lo que el alumnado que se encuentra intrínsecamente motivado tiene “menos riesgo de desmotivación”.
En el estudio también se ha apreciado que la religión y la titulación juegan un “papel de regulador motivacional”. En cuanto a la amotivación, las creencias son “un factor determinante, por lo que actúan como bloqueador motivacional, provocando el descenso en los niveles de motivación intrínseca del alumnado musulmán”. Según los autores, la principal limitación con la que se encontraron fue “la dificultad en la medición de la variable religión, pues existen matices como el grado de implicación religiosa o la existencia de familias multirreligiosas que no se han podido medir”, lo que no obstante abre nuevas líneas de investigación futuras. Otra limitación ha sido “la controversia que plantea el que el alumnado tenga que manifestar su religión, aunque fuese de manera anónima, siempre existe cierto pudor a manifestar los intereses religiosos”.
Formar parte de una cultura es “un activador de la motivación”
La situación de Ceuta y Melilla llevó a los autores del estudio a contemplar la religión como variable que puede influir en la motivación de los universitarios, así como en su desarrollo psicológico y social, ya que “desde que nace, el ser humano se encuentra dentro de una determinada cultura que le instruye en los valores sociales y normas que se hayan establecido. La familia, como agente socializador y cultural primario, va a influenciar en la percepción del individuo respecto a lo que le motiva o no”. El encontrarse dentro de una cultura es en sí mismo “un activador de la motivación, mientras que la exclusión de la misma es un inhibidor. Además, cada cultura establece qué valores sociales son activadores motivacionales y cuáles no.